Población de oso pardo en la Cordillera Cantábrica.

El número de osas reproductoras creció un 68% en los últimos diez años

En la provincia de León se han detectado nueve osas con 14 crías detectadas en el oeste de León

P. SUÁREZ

León

Lunes, 2 de diciembre 2019, 11:47

Un aumento progresivo en el número de osas reproductoras que invita al optimismo y aleja viejos fantasmas sobre la que es una de las especies más emblemáticas de la cordillera Cantábrica. Esa es la conclusión que se puede extraer del informe oficial sobre el oso ... pardo publicado por las administraciones de Asturias, Cantabria, Castilla y León y Galicia, en el que se contabiliza el número de ejemplares en edad y condiciones de procrear, así como su distribución a lo largo del territorio y que recoge la evolución año a año.

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Según el documento, en la actualidad se contabiliza un máximo de 79 hembras reproductoras, resultado de la suma de los datos de 2017 y 2018. Son hasta 39 ejemplares más que los existentes hace diez años, un aumento del 68% que evidenciaría el éxito de las políticas destinadas a preservar la especie y asegurar su continuidad en la zona puestas en marcha desde hace décadas y perfeccionadas cada cierto tiempo.

Datos

De forma más detallada en lo que se refiere a las áreas y contabilizando únicamente los datos del pasado año, el informe arroja la cifra de 38 hembras con 64 crías del año, tres menos que las registradas el año anterior. En el occidente de Asturias, el número de osas con crías detectado fue de 22 con 38 esbardos por las 9 con 14 crías detectadas en el oeste de León. Con respecto a las 7 del núcleo oriental, 4 fueron localizadas en Palencia, 2 en León y 1 en Galicia.

Las herramientas empleadas en estos trabajos de seguimiento y control son la observación directa de los ejemplares, la toma de fotografías y vídeos, la detección y reconocimiento de huellas, así como la obtención de imágenes mediante fototrampeo.

Son censos que se concluyen siempre al año siguiente, una vez las madres se desvinculan de sus esbardos y entran nuevamente en relación con otros machos. Según se explica en el propio documento, se trata de una técnica efectiva por la mayor facilidad de detección de estas osas y por ser un indicador del nivel de productividad anual y, por lo tanto, de su estado de conservación y sus tendencias demográficas.

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Evitar repeticiones

No obstante, y a diferencia de otros años, las administraciones citadas advirtieron de que puede existir una ligera imprecisión respecto a algunas cifras. «Los censos totales se realizan contando cada dos años consecutivos el número de hembras reproductoras, pero si un año una osa pierde a sus crías, al año siguiente vuelve a parir, con lo que se cuenta la misma osa dos veces», puntualizan en el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas) sobre esta variación.

Este cambio supone descontar los ejemplares que perdieron sus crías en 2017 y volvieron a parir en el 2018, evitando así engordar las cifras con repeticiones. «La realidad es que no sabemos cuántas hay. El seguimiento del oso es complicado», aseguran.

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