Borrar
Imagen del archivo de la Policía Local sobre la brigada especial.
Los Morano boys, hombres «contundentes» y ángeles de la noche en León
40 años de la brigada especial

Los Morano boys, hombres «contundentes» y ángeles de la noche en León

Este cuerpo de agentes surgía en 1985 para «limpiar» la ciudad en una época convulsa y se ganaron «el respeto» de la sociedad entre «los mitos» que ubicaban un cuartel secreto en Las Lomas

Lunes, 10 de marzo 2025, 14:12

Los Hombres de Harrelson se popularizaron en Televisión Española con el final de la dictadura. Este cuerpo de élite era el encargado de resolver los problemas que surgían en la ciudad de Los Ángeles y que nadie más lograba solucionar. A la luz de estos policías, Valencia engendraba su Brigada 26, conocidos popularmente como ángeles de la noche por sus actuaciones nocturnas contra el crimen menor y la delincuencia. Y de ahí llegó a León una brigada especial que los vecinos arroparon con el sobrenombre de Morano boys, los chicos duros y contundentes de aquel popular alcalde leonés.

Cuarenta años después, muchos todavía recuerdan el germen de aquel grupo de 18 agentes, los más jóvenes y con ganas de la policía municipal de ese momento, que estuvieron guiados por dos cabos -sargento e inspector-. Un cuerpo recuperado hace diez años.

José Antonio Cabañeros, actual concejal de la corporación municipal, era el encargado del servicio de policía en 1985. Él fue el encargado de trasladar a Juan Morano la necesidad de contar con patrullas nocturnas que pusieran freno a la situación convulsa y los altos niveles de delincuencia en los que se había sumido León. «Había muchas llamadas y problemas en la ciudad. La gente se quejaba de la seguridad ciudadana por la noche», transmite Leonoticias.

José Antonio Cabañeros, concejal de Policía en 1985 y fundador de la brigada especial.

Los puntos conflictivos estaban en el casco viejo -especialmente el barrio Húmedo- y en la estación de tren. Ahora, 40 años más tarde, reconoce que «copio» a aquellos ángeles de la noche de Valencia para restablecer el orden en León. «Se lo dije a Morano y le pareció bien. Les vestimos diferente y actuaron de maravilla. Fue un cuerpo muy popular porque limpiamos zonas en las que prácticamente no se podía entrar», debido a las peleas constantes, el pillaje y los robos que se producían. «Con los Morano, los coches ya no se robaban en León», sentencia.

Los Morano boys «no repartían caramelos»

El responsable de aquella brigada tilda de «leyenda» la dureza con la que, se supone, se empleaban estos agentes. «No iban repartiendo caramelos, pero era algo dentro de la legislación vigente», explica. Se trataba de un cuerpo anacrónico para la década actual y muy unido a los altos niveles de delincuencia existente. E, insiste, sus agentes «no eran unos monstruos» y su función no era «dar leña», si no que al que se cogía se le detenía «y no pasaban ni una».

La selección para esta élite policial se hizo con el personal que existía. Se buscó a «jóvenes y más rectos» que se encargaran de imponer el orden en León. También se les cambió el armamento, pasando de pistola a revolver, se les entregó una defensa y se adquirieron cuatro vehículos con un maletero grande «donde se podía meter a gente», aunque Cabañeros confía en que los detenidos «iban esposados en el asiento trasero».

«El objetivo que se les puso era el de garantizar la seguridad ciudadana. León era una ciudad más bien tranquila, pero tenía un problema en el casco antiguo y eso lo limpiamos», recuerda 40 años después de las primeras intervenciones. Una acción que partía de la persuasión con cuatro patrullas nocturnas -también había una matinal y otra vespertina- que peinaban norte, sur, este y oeste de la capital. «Batían la zona de una forma que era difícil que alguien se les escapase. Cogimos a muchos abriendo coches».

El mito de las Lomas

Mucho se ha escrito y hablado, y forma parte de la leyenda urbana, el desplazamiento de malhechores al paraje de las Lomas en el que muchos leoneses afirman se encontraba un cuartel paralelo de esta unidad en el que se tomaban la justicia por su mano. Cabañeros descarta que aquí existiera «una prisión o algo parecido» y, sonriendo y sin querer hablar más del tema, apunta que él «no se enteró de esas cosas». «Allí no se llevaba a la gente; pero si en la estación, por ejemplo, había un problema, entraban esos agentes y la desalojaban. Se les tenía mucho respeto». Misma sonrisa se escapa de José Luis Rodríguez y Ángel Valdeón, jubilados de la brigada especial y propulsores de los Morano boys. «Surgió el mito -de las palizas a maleantes en Las Lomas- y nos venía bien. Si alguno se nos ponía tonto le amenazábamos con eso y nos suplicaba que no le llevásemos a Las Lomas». Esta, junto a otras cuestiones, se las llevarán a la tumba, o al menos eso dan a entender, aunque sí confiesan que si había un problema de orden y el detenido no entraba en razón «nos lo podíamos llevar de El Crucero a Puente Castro, allí lo soltábamos y que volviera andando. Así se le bajaba».

Los primeros agentes de la brigada

José Luis y Ángel recuerdan como, junto con Arturo, fueron el germen de la unidad. «Pedimos un gimnasio en el cuartel a José Antonio -Cabañeros- y nos dijo: necesito otros 19 como vosotros», y así surgió la brigada especial de la Policía Local de León.

En aquellos años ochenta, el Húmedo era «un foco de delincuencia y drogadicción». En el distrito 10, como se conocía, estaba destinado el propio José Luis junto con Pablo Eduardo y Paulino y en una intervención contra unos trileros, que acabaron arrinconando a estos agentes en la zona del bar Besugo y obligando a disparar al aire con el arma de fuego reglamentaria, se empezó a buscar «una solución» y se establecieron patrullas con una furgoneta Ebro -móvil 10 se la llamaba- que fue el embrión de los Morano boys, un nombre que les dio «popularidad» y que empezó a servir para identificarles ante el ciudadano. «Llegabas a una intervención y en cuanto sonaba nuestro nombre se acababa el problema».

Ángel Valdeón y José Luis Rodríguez, agentes de la brigada especial y 'Morano boys'.

Estos dos agentes califican las intervenciones de ese escuadrón como «contundentes», ya que actuaban para solucionar conflictos «y limpiábamos el conflicto». Los chicos de Morano no advertían tres veces al delincuente. «Íbamos a barras americanas y no nos podíamos andar con medias tintas. En el Crucero había una banda que maltrataba a la gente, consumía sin pagar y lo rompía todo. Si te plantaban cara, salían a rastras sí o sí», reconocen cuatro décadas después.

Ellos cumplían con su cometido de «eliminar la delincuencia de León» y lo lograron hasta el punto de que el alcalde Juan Morano «presumió» de llegar a tener la ciudad más segura de España. Como anécdota recuerdan una banda de Valladolid que venía a delinquir a León y que acabaron cazados por los Morano boys. «Según entraron en el coche se dijeron el uno al otro: ya nos habían dicho que no fuéramos a León, que había una brigada que nos iba a pillar», una voz de advertencia que corría en los bajos fondos de la ciudad y del país.

El grupo «utilizaba al fuerza, no la violencia», insisten en ese mensaje de «contundencia» ante el crimen. «Sal a la calle y si no sales te saco», era el mensaje ante aquellos que no respondían a la autoridad. «Si había que dar, se daba si se rebelaban. Pero el ciudadano nos tenía que respetar», explican con orgullo sobre algunas actuaciones como la realizada en una discoteca del pasaje de República Argentina: «Estaban dos montando un número a las 6 de la mañana. Les dije que para fuera, no me hicieron caso; cogí a uno por el cinto y se fue del local con la cara arrastrando por el suelo y el otro se vino conmigo», apunta José Luis. Mientras Ángel recuerda como los policías ordinarios eran incapaces de logar que algunos leoneses se identificaban: «Nos llamaban a nosotros y según veían el coche ya tenían la documentación en la mano».

Agentes en diferentes épocas de la brigada especial.
Imagen principal - Agentes en diferentes épocas de la brigada especial.
Imagen secundaria 1 - Agentes en diferentes épocas de la brigada especial.
Imagen secundaria 2 - Agentes en diferentes épocas de la brigada especial.

De ese «principio de autoridad y respeto» hoy siguen presumiendo los agentes, hasta una treintena, que llegaron a formar la brigada especial de la policía en León. No dudaban con los poderosos, a los que rebajaban al nivel del resto del común de mortales; tampoco con los que por «un mal beber» preparaban algún conflicto y tenían que desplazar a otros lugares de la ciudad.

Y todo ello porque sobre sus cabezas tenían el símbolo que aún es orgullo de la brigada especial a sus 40 años: la boina magenta. «Fue la primera que nos pusieron, tenía el color de la bandera de León. Es un símbolo de patriotismo para nosotros, igual que la bandera de España». Una prenda que los jubilados del cuerpo «guardamos aún como oro en paño» y como legado de «una forma de trabajar» que aquel selecto grupo de agentes defendió como parte de la historia de León, como el estandarte de esos jóvenes de Morano que fueron los Morano boys.

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Los Morano boys, hombres «contundentes» y ángeles de la noche en León