El hielo que congela uno de los lagos más bellos de León

Enero en León es sinónimo de frío, y más en la montaña. Las temperaturas bajo cero de los últimos días, nada lejos de lo habitual para la época del año, regalan una vez más estampas que bien merecen ser capturadas para siempre.

Una de ellas llega desde uno de los lagos más especiales, bellos y singulares de León, según recoge Leonoticias. El lago Ausente, a 1.750 metros sobre el nivel del mar, muestra en invierno una de sus caras más desconocidas y hermosas.

Las placas de hielo cubren estos días la superficie de un lago de origen glaciar ubicado en el término municipal de Puebla de Lillo. Escondido entre los picos Ausente y Requejines, al amparo del parque regional de la Montaña de Riaño y Mampodre, las aguas del lago turquesa están envueltas en misticismo y leyendas.

Con una extensión de 3,6 hectáreas, es uno de los puntos más visitados por leoneses y amantes de la montaña a través de una ruta sencilla que suele atraer a curiosos durante todo el año. Aunque lo habitual es disfrutar de las vistas de un lago del que destaca el color de sus aguas, en invierno se puede ver otra cara con el hielo cubriendo su superficie.

Las visitas desde el lago son impresionantes, y la ruta para llegar es muy agradable. Desde el aparcamiento de Cebolledo de la estación de esquí de San Isidro -que mantiene sus pistas abiertas como la única de la Cordillera Cantábrica con actividad estas últimas semanas- parte una de las rutas hasta el lago. A través de un sendero amplio y bien indicado que permite disfrutar de unas espectaculares vistas al parque regional, en solo tres kilómetros se llega a un pequeño desnivel que conduce al lago Ausente.

Lejos del color turquesa que presenta en primavera y verano y que desde la ladera de Requejines se asemeja a un ojo esmeralda, en los meses de invierno no es extraño encontrar la superficie de lago cubierta de hielo que regala una estampa para el recuerdo que los leoneses inmortalizan en forma de fotos.

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