![García Lubén: 20 años de la desaparición más misteriosa en León](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202010/01/media/cortadas/familia1-kplD-U1203356521878pG-1968x1216@Leonoticias.jpg)
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Es el gran misterio. Dos décadas después nadie sabe qué fue del leonés Carlos García Lubén, desaparecido hace veinte años y del que nadie ha vuelto a tener noticia.
De nada sirvió en su momento la llegada a León de los mejores investigadores, ni los esfuerzos de la familia, ni las investigaciones que se acometieron por terceros. Nada de nada.
Carlos García Lubén era uno de los hombres más conocidos en León. Hijo de uno de los empresarios con mayor peso de la ciudad, Cipriano García Rubén, y de Ana de Cos, hija del ingeniero jefe de Renfe en España, su vida y su pista se esfumó un 5 de octubre de 2000, jueves.
Durante años llevó una vida discreta, hasta monótona. León y Madrid focalizaban su actividad. El entorno familiar le ofrecía una solvencia no habitual en la época y su vida se resumía en los viajes y las escapadas a la finca familiar, en la zona baja de la pedanía de Oteruelo.
Allí vivía algunas épocas del año y se entretenía con una de sus grandes aficiones: era un activo radioaficionado con una de las mejores estaciones que se conocían en la capital y en la provincia.
Todo dentro de una cierta normalidad hasta que simplemente «se evaporó». Ni una pista que seguir, ni un detalle fuera de lo habitual. La policía registró de forma minuciosa el piso de León y el chalet de Oteruelo, de planta única por debajo de una enorme piscina. Tampoco se pudo extraer nada de los habituales en ambos lugares.
El tránsito en el piso era más incontrolable pero en la finca, la enorme finca, solo entraba la familia, el servicio y un reducidísimo grupo de vecinos, principalmente menores que jugaban con sus sobrinos. Nada.
No había detalles que evidenciaran una violenta desaparición. Tampoco en los vehículos de su propiedad, todos limpios y en el garaje. Se puso en seguimiento sus cuentas bancarias pero nada, ni un movimiento. Desde aquel 5 de octubre jamás se retiró dinero. En plena desesperación se abrió una investigación en las farmacias por si hubiera acudido a comprar la insulina que se inyectaba dos veces al día. Tampoco dieron resultado.
Lubén tendría en la actualidad 75 años y su familia no cesa en la búsqueda si bien hace años se optó porque se diera curso legal a su desaparición y fallecimiento para poder avanzar en tareas administrativas ligadas a sus bienes.
Mientras, las especulaciones se suman en un libro que nunca tendrá un punto y final. La policía siempre pensó que había entrado en «malas compañías» en los últimos años. También hubo quien le quiso ligar a cuestiones vinculadas con el juego o con difíciles relaciones personales. Especulaciones, nada más. La policía, hasta donde pudo, examinó su círculo y tampoco logró una pista fiable.
«En la hipótesis de si él quiso desaparecer o le hicieron desaparecer gana peso la segunda», siempre se ha insistido, pero nada refuerza ni avala la hipótesis. También se cree clave que la desaparición se denunciara cinco días después de su desaparición. La denuncia la puso en la Comisaría de León su hermano, Cipriano García Lubén, a quien permanecía muy unido. Cinco días, mucho tiempo, demasiado en una investigación tan compleja. Sin embargo un tiempo prudente dado que no era extraño que el ahora desaparecido pasara dos o tres días sin hacerse notar.
La guinda a este caso llega desde la 'secuencia familiar'. Como Carlos García Lubén su abuelo materno también desapareció sin dejar rastro. Tampoco entonces se pudo esclarecer el misterio.
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Iker Elduayen y Amaia Oficialdegui
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