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J. CALVO / D. GONZÁLEZ-Leonoticias
Losadilla
Sábado, 26 de agosto 2017, 13:21
El incendio de La Cabrera será, con seguridad, el más grave ocurrido este verano en todo el territorio nacional. Éste es el pesimista pronóstico que, a pie de fuego, fijan los propios brigadistas.
Alcanzar ese triste récord es la consecuencia de un cúmulo de situaciones individuales que, en su conjunto, han provocado un incendio atroz, desolador y que por momentos ha puesto en jaque al medio millar de efectivos que trabajan en su extinción.
Los problemas nacen en el pirómano que encendió la mecha. En la zona todos apuntan a un vecino «que es conocido» pero ante el que por el momento «nadie puede conseguir pruebas».
Fuera quien fuera la persona que puso la 'chispa' de este macroincendio, lo hizo con la predisposición para realizar el mayor daño. El fuego se desató el pasado lunes a última hora del día, cuando era imposible que los medios aéreos pudieran actuar y cuando los brigadistas no podían acercarse a la zona por lo escarpado de la misma.
Desde esos primeros 'chispazos' -los brigadistas creen que al menos hubo dos focos inicialmente- hasta que se comenzó a trabajar en el lugar pasaron 14 horas. Para cuando el martes 22 los equipos de extinción aterrizaron en el lugar las llamas ya habían adquirido una dimensión extraordinaria.
A mayores se sumaron otros condicionantes negativos. Las ondulaciones del terreno facilitan corrientes de aire y trabajar en sus pendientes es tremendamente peligroso, así que las llamas saltaban el río en la zona de Santa Eulalia como un chiquillo un riachuelo y las lenguas de fuego se elevaban hasta los 15 metros con una facilidad asombrosa.
El último contratiempo ha sido un fenómeno conocido como 'fractura térmica'. En la ladera de la montaña el aire frío se escapa junto a los riscos hasta situarse por encima del aire caliente. El resultado: un tapón que impide que el humo salga del lugar. Ese humo impide que los medios aéreos puedan actuar en el lugar y, por si fuera poco, propicia una concentración de calor que aviva la virulencia de las llamas.
«Todo lo que se podía tener en contra lo tenemos aquí», ha asegurado este sábado un brigadista a leonoticias. Y así el fuego ha ganado un perímetro que ha superado los 40 kilómetros.
Hacer frente a esta dimensión de fuego es casi imposible así que los esfuerzos de todos los medios de extinción se centran en contener y proteger las zonas habitadas. Luego llegará el resto.
Una fuente autorizada, Víctor Fernández, director de extinción, aseguraba este viernes que el incendio «no se puede dar por controlado». E incluso iba un poco más lejos: «Queda mucho trabajo por hacer».
Con esa situación lo cierto es que el incendio de La Cabrera va camino de batir el triste récord del incendio de Castrocontrigo, en agosto de 2012. Entonces se quemaron 10.555 hectáreas de arbolado y 1.169 hectáreas de matorral, pastos y cultivos.
Hoy La Cabrera suma una superficie quemada, según los brigadistas a pie de fuego, que podría superar las 11.000 hectáreas. La última medición satelital independiente -que excluye las zonas internas no quemadas- y que fue realizada a primera hora del viernes -antes de que el frente norte se desplazara fuera de control- fijaban la superficie quemada en 10.100 hectáreas.
Fuentes del Ejecutivo autonómico explicaron que no se ha realizado una medición precisa de la superficie actual, dado que los esfuerzos se centran en consolidar el perímetro y evitar reproducciones, pero desde la Junta estima que la superficie afectada rondará las 8.000 hectáreas, si bien quedan algunas zonas dentro del perímetro exterior aún sin quemar.
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