Cimanes del Tejar: señorío y naturaleza como seña de identidad

Cimanes del Tejar perteneció al Señorío de Valdellamas, un territorio que sobre el que en el siglo XV ejerció jurisdicción la familia Quiñónez. Al menos, se tiene constancia desde Diego Fernández, padre del famoso Diego Suero de Quiñónes sostenedor del Paso Honroso en el Puente de Órbigo en el año de 1434. Este Señorío estaba compuesto entonces por dos jurisdicciones.

Una de ellas con capital en Llamas de la Ribera, que venía a coincidir con el actual municipio de Carrizo e integrada, al menos, por Azadón, Secarejo y Villarroquel y de la que formaba parte, además, lugares no comprendidos hoy en el municipio como Las Omañas, Paladín, Pedregal, San Román de los Caballeros. Ambas jurisdicciones contribuyeron al esplendor del famoso Paso Honroso aportando la madera de sus montes para la construcción del palenque y para otras necesidades de aquellas justas.

Para ambas jurisdicciones nombraron jueces ordinarios a los Condes de Luna hasta la extinción de los señoríos en el siglo XVIII. A partir de entonces, se incorporaron a la jurisdicción de Llamas de la Ribera y no sería hasta el siglo XIX cuando pasaron a integrar un Municipio independiente con los de Alcoba, Cimanes, Velilla de la Reina. La constitución definitiva de este municipio tuvo lugar a raíz de la integración de pueblos pueblos que históricamente habían pertenecido a diferentes jurisdicciones.

Esto fue debido a que en sus inmediaciones quedaba el límite de los Partidos Judiciales de Astorga y Murias de Paredes con el de León, al que el este municipio quedó agregado al realizarse la División Judicial a mediados del siglo pasado y a que la antigua entidad de Valdellamas fue repartida entre los tres.

En cuanto a la evolución histórica de este territorio leonés cabe recordar que en paralelo a la tradicional actividad agrícola y ganadera, autárquica hasta no hace muchos años, se fue conformando la fisonomía de los pueblos próximos a los ríos Órbigo y Luna, con su característica arquitectura de tierra y teja.

Precisamente un patrimonio que se puede disfrutar en el recorrido del recuperado Caminio Real que une las localidades de Cimanes del Tejar, Azadón, Secarejo y Villarroquel. Hoy en día es un trayecto turístico adecuado para disfrutar de la naturaleza y del modelado, que el hombre en su necesidad para subsistir ha ido practicando sobre el territorio, parcelando y trazando un sistema de riego que le permite la cercanía del Órbigo y Luna.

Por otro lado y como seña de identidad del territorio, en los últimos años se ha apostado por recuperar tradiciones históricas como la celebración del Antruejo siendo el de Velilla uno de los más reconocidos de la provincia. Una fiesta que precede a los carnavales, quedó olvidada en la época de los setenta y que comparten varios territorios de la zona y también de Portugal.

Una de las representaciones que en los últimos años ha sido recuperada y a la que se quiere dar un impulso con el acondicionamiento de un espacio para albergar el Museo Transfronterizo de la Máscara Ibérica.

• Temas
• Cimanes del Tejar