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El acusado de estafar más de 290.000 euros a una anciana de León desde 2015 hasta 2019 ha negado este miércoles los hechos y asegura que «nunca le pedía dinero», según informa Leonoticias.
El acusado se habría hecho pasar por Dios y la ... Virgen para convencer a la anciana, con la que tenía una relación de amistad desde hace casi 20 años, de que dejara sobres con dinero en un cajón de la tienda que regentaba en la calle Lope de Vega de León capital para «construir una casa en el cielo porque allí renta más».
El acusado (V. J. P. C.) de un presunto delito de estafa se defendía asegurando que la mujer «siempre fue muy obsesiva, reiterativa, pesada y enajenada» y afirma que nunca le metió ideas religiosas en la cabeza. Reconoce que una vez le «siguió la corriente» para que abandonara la tienda donde «asustaba a los clientes».
La mujer afirma que la Virgen la declaró santa el 6 de octubre de 2013, tras acudir junto al acusado a una misa en La Virgen del Camino. Desde ese momento la mujer recibía llamadas por teléfono pensando que eran de «Dios Nuestro Señor y la Virgen María», que le decían que metiera dinero en un sobre -primero cantidades de mil euros y cada vez más altas llegando a pedir 20.000 euros todos los meses desde 2015 hasta 2019- y lo metiera en un cajón de una sala de la tienda del acusado.
Una situación que el acusado, V. J. P. C, niega, afirmando que solo una vez siguió a la anciana la corriente para que abandonara la tienda y negando en reiteradas ocasiones cualquier acusación de haberse apropiado del dinero. Justificaba además esta realidad con «la vida de ningún lujo» que ha llevado, las deudas que acumula y la quiebra de su negocio.
En un audio que la sala ha podido escuchar el acusado dice a la mujer durante una conversación en la tienda que, si contaba algo, sus hijos tendrían problemas. «No digas nada. Si tus hijos me dan problemas te los mato y te quedas sola», llegó a decir.
«Amenazaba de muerte a sus hijos para ver si se marchaba y me dejaba porque no había forma de que se fuera de la tienda, siempre tenía conversaciones extrañas», respondía a preguntas de la acusación.
La definía además como una persona «que está mal, enajenada y delirante, es una persona muy insistente y si se le mete algo en la cabeza es imposible cortarla».
Tras la declaración del acusado llegaba el turno de la testigo, de siglas E. F. G, que relataba al juez que la Virgen María la hizo Santa el 6 de octubre de 2013, cuando acudió a una misa a La Virgen del Camino junto a Víctor y su pareja de entonces.
Bajo esa premisa, recuerda que dichas apariciones se repitieron, pero no fue hasta 2015 cuando comenzaron las llamadas de teléfono en las que voces que ella creía que eran de Dios o la Virgen le pedían que sacara dinero del banco, lo metiera en un sobre y lo dejara en un cajón ubicado en la sala dedicada a masajes del negocio del acusado, donde acudía cada mes. El objetivo, depositar sus ahorros en el «banco del cielo», donde «rentarían más» y con los que se construiría una casa junto a las de sus familiares.
«Quién le dice que no a Dios Nuestro Señor», se justificaba la testigo, que reconocía haberse quedado «sin un céntimo en el banco» y no tener «ni para comprar una barra de pan». «Yo oía la voz y creía que era Dios, no me atrevía a decirle nada a mis hijos porque creía que era la palabra de Nuestro Señor». La mujer, que percibía únicamente al mes 800 euros de la pensión de viudedad, llegó a pedir dos préstamos bancarios.
Su hijo, que testificaba tras E. F. G., recordaba la buena relación que el acusado siempre tuvo con la familia especialmente antes del fallecimiento del marido de la víctima, con la que llegó a pasar navidades según su versión y hecho que el acusado niega.
Tras la muerte del marido en 2008, la relación con la mujer se mantuvo pero con los hijos se deterioró. Aseguraba, además, el testigo que su madre siempre había sido religiosa «de ir a misa pero nada más». «En 2013 empezó todo poco a poco, comenzó la manipulación. En 2019 empezamos a sospechar cuando confesó que no tenía nada de dinero y vimos cosas que no eran normales. En ese momento si Dios le llega a decir que se tirase por un balcón lo habría hecho», relataba el acusado.
El Ministerio Fiscal considera los hechos relatados un delito continuado de estafa y pide imponer al acusado la pena de ocho años de prisión y 24 meses de multa con una cuota diaria de 10 euros. Además, el acusado deberá indemnizar a la víctima en la cantidad de 286.692 euros, por el dinero que esta le entregó.
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