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A. cubillas | j.c.
Viernes, 17 de marzo 2017, 20:54
El PP de Castilla y León está fracturado. No admitir esta conclusión es, simplemente, negar la evidencia. Por un lado camina el nuevo PP que representa el actual alcalde de Salamanca, hoy ya futuro presidente del partido autonómico. Al otro lado, el PP al que representa Antonio Silván, pausado en sus formas pero con una larga lista de fieles indignados hasta el límite en esta jornada electoral.
Y así se ha puesto de manifiesto en la sede de la capital leonesa donde se han vivido momentos de tensión motivados por la indignación del afiliado que quería votar y no podía por el impedimento de los interventores del PP de Salamanca, cuyo único objetivo, según denuncian los militantes populares, «su único objetivo es que nadie vote. Esto es el colmo de la desvergüenza».
Disculpas
Es más, el presidente del PP en León, Eduardo Fernández, ha reconocido ya que este proceso de primarias dejar heridas abiertas, ha remarcado que quien gane tendrá que coser el partido desde León y ha pedido perdón «a todos los militantes» que teniendo derecho no han podido ejercer el derecho al voto.
Por todo ello, Fernández ha pedido disculpas a aquellos que se sentían llamados a un proceso de democracia y se les ha expulsado. Estamos aprendiendo sobre la marcha pero habría que haber sosegado los plazos.
En este sentido, el presidente provincial aseguró sentirse llamado a un proyecto que cuenta con la gente por encima de las cuotas, siendo la primera ocasión para poner en marcha este mensaje, aunque finalmente no ha podido ser así.
«Es un timo, una trampa»
Largas colas, más de dos horas para depositar su voto, quién podía, que ha generado una indignación y malestar que se evidencia en cada rostro y un malestar que va más allá de lo que nadie pudiera imaginar. La situación ha llegado a tal punto que, a la vista de lo sucedido, varios militantes del PP de León han llamado a dos notarios para que evidencien lo sucedido en la sede.
Pero ha sido a las 21.00 horas cuando la tensión ha alcanzado su punto álgido. La sola insinuación de cerrar las urnas y evitar el voto de las decenas de afiliados que aún esperaban su turno hicieron estallar a varios de los afiliados que denunciaron la trampa y el timo que estaban viviendo, encarándose con los populares de Salamanca allí presentas.
«Esto es un timo, una tomadura de pelo, esto es un amaño», se ha podido escuchar entre gritos de indignación. Otros prefirieron abandonar la sede porque «no merece la pena ni votar».
Finalmente, todos, los que han podido, han ejercido su derecho a voto gracias a la apertura de una segunda mesa que ha acelerado el proceso en la sede de León que algunos, muchos, abandonaban convencidos de que lo vivido hoy en el PP de Castilla y León está lejos de ser un proceso democrático limpio.
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