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J.C. / R.C. | LEONOTICIAS
Miércoles, 23 de septiembre 2015, 12:36
Mientras el asesino cofeso de la muerte de la peregrina Desine Pikka Thiem suma días en prisión, en la misma que pasea y charla con otros compañeros de módulo implicados en delitos de sangre, la investigación se mantiene abierta a la espera de poder concretar todos los extremos que acompañaron a este crimen.
Ahora se conoce que la víctima, a la que según la versión policial asaltó para poder robarla y que según el imputado apareció en su casa para pedirle ayuda tras perderse en una de las sendas del Camino, fue agredida de forma reiterada por Miguel Ángel Muñoz.
Según el relato realizado por el imputado, este golpeó a Denise después de que la peregrina se dejara ver «nerviosa» y que, como consecuencia de uno de esos golpes, quedó tendida en el suelo y convulsionando.
Ahora, además, se une que en su relato de lo sucedido ese día en la reconstrucción de los hechos y ante los forenses el hombre de 39 años arrastró a su víctima y le cortó el cuello según su versión «para que no sufriera».
El cuerpo de la mujer fue posteriormente introducido en una cueva de jabalí y a continuación se procedió a cortarle las manos, que aún son buscadas por la policía.
Miguel Ángel Muñoz controlaba a sus víctimas con prismáticos a lo largo de 3,4 kilómetros desde una de las zonas elevadas entre Castrillo y Santa Catalina y habría situado flechas falsas para desviarlas por un camino secundario.
«Me encontré a Denise por el camino. Pasó por delante de mi casa. Estaba perdida. Me ofrecí a guiarla», aseguró el asesino en su confesión.
Según el relato, durante el trayecto, Denise se pone violenta verbalmente con él por lo que se siente despreciado y coge un palo. «Le di un golpe en el lado derecho de la cabeza. Cayó al suelo. Se golpeó en la cabeza con unas piedras. Comenzó a convulsionar». Es en ese momento en el que se da cuenta de la barbaridad que ha hecho y de que ya no hay vuelta atrás.
«Le corte el cuello»
«Le corté el cuello para que dejara de sufrir. La arrastré cien metros hasta una cueva abierta. La desnudé y le corté las manos», asegura en su declaración, hecha pública este miércoles por Tele5.
Tras esconder el cuerpo, Muñoz entierra las manos en otro punto. Cuatro meses después desentierra el cadáver y lo lleva al lugar en el que fue localizado. «Pasé tres días vomitando y recordando lo que había hecho», le dice a la Guardia Civil.
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