A. CUBILLAS / LEONOTICIAS
Martes, 15 de septiembre 2015, 12:46
Apenas habían transcurrido doce horas de su salida cuando Miguel Ángel Múñoz, autor confeso de la muerte de la peregrina Denise Pikka Thiem, volvía a acceder a los Juzgados de Astorga para la práctica de nuevas diligencias judiciales.
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Una jornada en la que la abogada de oficio Rosario Martín ha suscrito la cesión de poderes al letrado Vicente Prieto que, desde este martes afronta la defensa por ser amigo de la familia, según ha asegurado a los medios.
Prieto además ha asegurado que la familia de Miguel Ángel está destrozada por todo lo ocurrido y ha asegurado que por el momento es pronto para determinar una línea de defensa dado que debe adentrarse en el caso y leerse al completo al sumario. Asimismo, el letrado ha asegurado que el imputado no es tan huraño como se le pinta.
Precisamente, el letrado ha estado presente en el nuevo registro que se ha realizado en la vivienda de Miguel Ángel Múñoz donde se localizaron varias herramientas con el ADN de la peregrina.
Un registro en el que ha participado el imputado que, pasado el mediodía de este martes, abandonaba las dependencias judiciales siguiendo el mismo patrón de la jornada anterior: cabizbajo y ocultando su rostro de las cámaras con una gorra verde.
En paralelo, el imputado ha participado una reconstrucción de los hechos con el que la juez que instruye el caso, María Antonio Díez, intenta arrojar luz a todo lo acontecido el pasado 6 de abril en el que, según ha confesado, Miguel Ángel acabó con la vida de la peregrina estadounidense.
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Sobre el terreno, paso a paso, el varón de 39 años ha detallado lo ocurrido en el día D en el que la fatalidad salió al paso de esta peregrina. Unas diligencias en las que han participado un importante despliegue de efectivos de la Policía Nacional así como guías caninos.
A lo lejos, los medios de comunicación intentaban en vano captar alguna imagen del detenido en el lugar donde hace cinco años acabó con la vida de la estadounidense de 41 años que nunca llegó a Santiago de Compostela.
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Urdir una treta
Miguel Ángel, huidizo, esquivo, raro y poco amigo de darse a la gente, había urdido presuntamente una tela de araña en la que cayó la peregrina. Él, sospechoso por haber acosado a otros peregrinos, vivía en una zona aislada entre Castrillo de los Polvazares y Santa Catalina.
Ambos puntos, distantes unos 3,2 kilómetros, están unidos por hasta tres rutas diferentes. Una de ellas, la que debe utilizarse en el Camino habitual, discurre próxima a la carretera, otra pasa ante la casa prefabricada del asesino y otra más se mueve entre una zona semiboscosa.
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Miguel Ángel tenía la menten lo suficientemente lúcida como para urdir una treta que llevara a los pereginos ante su vivienda. Y por allí han debido pasar por decenas. Al parecer sólo salía al paso de mujeres solas e indefensas.
La investigación da por cerrado el caso con la detención de Miguel Ángel y suma pruebas como los mil dólares que el asesino confeso cogió a la peregrina, ya que los billetes coinciden con los que Denise sacó en un cajero.
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