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JAVIer CALVO
Viernes, 11 de septiembre 2015, 20:01
Miguel Ángel Muñoz, un hombre solitario, que había levantado su vivienda en una finca familiar aislada, próxima al río Jerga, entre las localidades de Castrillo de los Polvazares y Santa Catalina de Somoza ha sido detenido este viernes en la localidad asturiana de Grandas de Salime como principal sospechoso de la desaparición de la peregrina Denise Pikka Thiem.
Su arresto coincide en el tiempo con la segunda jornada de rastreo en la zona próxima a la vivienda, en la que se supone podría encontrarse el cuerpo de la peregrina.
La figura de Miguel es conocida en la zona. Lo es de siempre porque tiene su raíz en la localidad de Valdemanzanas. Sin embargo él llegó a Castrillo de los Polvazares «hace más de un año, como año y medio», según los residentes de la localidad.
Allí decidió levantar en una finca familiar una «casa de madera, de esas que son como prefabricadas». Además puso una valla en el terreno y tiene algunos árboles. Para los vecinos Miguel Ángel es un personaje «extraño».
«Extraño y raro, creo que tiene algún tipo de problema psicológico», asegura un conocido empresario de la zona, que le veía de forma habitual desplazándose en bici junto al principal paso del Camino de Santiago.
«Tiene una bici y siempre va con la bici y con la caja que lleva en ella. La verdad es que nadie se explica aquí que él pueda ser el principal sospechoso de este caso, no parece que tenga el perfil», advierte el mismo empresario.
«Robaba manzanas»
Sin embargo la Policía ha sumado datos al caso que apuntan en dirección contraria porque a Miguel, el vecino que «robaba manzanas y que había tenido algún problema con otras personas por ese motivo», había «acosado» en alguna ocasión a las peregrinas que transitaban por la zona.
La Policía le seguía los pasos desde hace semanas. «Los policías hablaron con todas las personas que vivían solas por aquí y desde el primer momento él les parecía sospechoso», aseguran.
Su rastro se perdió el pasado miércoles cuando, previsiblemente ante el gran despliegue policial en la zona, optó por dejar la localidad en autobús. En la estación fue la última vez que se le pudo ver y hasta allí, según testigos presenciales, «llegó corriendo».
Las pesquisas desde ese instante se han centrado en localizar a este hombre solitario y huidizo mientras en la zona de rastreo se peinaba metro a metro toda la superficie, con especial atención a los pozales, cerca de un centenar. Y una de esas pistas fue que cambió 1.000 dólares en efectivo en una sucursal bancaria de la zona día después de que la peregrina desapareciera. Fue la sucursal en la que realizó esta operación, según publica El Español, quien alertó al Servicio de Prevención del Blanqueo de Capitales (Sepblac).
Inicialmente se especuló que esa cantidad podría provenir de un delito de narcotráfico, aspecto que llegó a ser comprobado por la Guardia Civil y posteriormente descartado. Sin embargo esa operación también ha servido para que las sospechas sobre este vecino, que prefería vivir aislado y que apenas hablaba con las personas que salían a su paso, se multiplicaran.
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