Italia confía en Mario Draghi para liderar un Gobierno técnico

También justificó el presidente de la República su decisión de intentar crear un Gobierno de unidad nacional liderado por Draghi, con el que se reunirá este miércoles, por el vacío de poder que se generaría durante al menos tres meses si hubiera disuelto las Cámaras y optado por las elecciones. El próximo trimestre es un período crucial para el país debido a la campaña de vacunación, la emergencia sanitaria, económica y social provocada por la pandemia y la preparación del plan de inversiones financiadas por los fondos europeos contra las consecuencias del coronavirus.

Para lidiar con estas 'patatas calientes' hacía falta alguien con experiencia de gestión, prestigio internacional y capacidad de lograr apoyos entre los partidos. Draghi reúne todas esas condiciones y es previsible que logre en respaldo de las fuerzas políticas que sostenían al anterior Gobierno e incluso también de la formación de centroderecha Forza Italia, liderada por Silvio Berlusconi, que llevaba días pidiendo un Ejecutivo «de los mejores». Anoche fuentes del partido recordaban la estima que Berlusconi siente por Draghi y cómo presionó para que estuviera al frente del BCE. Los otros partidos de la oposición (la Liga y Hermanos de Italia), ante las buenas perspectivas que les vaticinaban los sondeos, exigían en cambio la convocatoria de elecciones anticipadas.

Mattarella optó por la opción del Ejecutivo técnico después de que el presidente de la Cámara de los Diputados, Roberto Fico, al que la semana pasada confirió un «mandato exploratorio» para comprobar si era posible reeditar la anterior alianza gubernativa, le informara de que no había tenido éxito. El fracaso se debió a que no se pusieron de acuerdo el Movimiento 5 Estrellas, principal fuerza parlamentaria, e Italia Viva, el pequeño partido centrista liderado por Matteo Renzi y cuya defección de la coalición abrió la crisis política.

Según los medios locales pesaron en las negociaciones tanto la dificultad para repartirse los Ministerios como la falta de sintonía entre Conte y Renzi. Éste último, en cambio, se justificó por las diferencias a la hora de utilizar las ingentes ayudas europeas, uno de los motivos que provocó la retirada de Italia Viva de la alianza. Una vez logrado que Conte no siga como primer ministro, el partido de Renzi se apresuró a anunciar su apoyo a un futuro Ejecutivo liderado por Draghi. «En un momento de emergencia como este, pero también de extraordinarias oportunidades, hacen falta las mejores energías al servicio del país. Nosotros con lealtad lo sostendremos», comentó Ettore Rosato, presidente de Italia Viva.

Si logra la confianza del Parlamento, como se espera, Draghi guiará el Gobierno número 67 de Italia desde la Segunda Guerra Mundial. El último Ejecutivo técnico fue el que lideró Mario Monti entre 2011 y 2013. Monti evitó que el país cayera en la bancarrota y consiguió que sus propuestas fueran mayoritariamente aprobadas por los partidos, a los que luego les resultó muy cómodo echarle las culpas de las impopulares reformas que hubo que adoptar. Aquella experiencia supone una advertencia del escenario que puede esperarle a Draghi a sus 73 años.