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Berlín
Lunes, 10 de agosto 2020, 19:41
Europa transita, en un complejo juego de equilibrios, hacia la normalización de la actividad escolar tras las vacaciones de verano. Lo hace en un horizonte incierto, con la amenaza latente del coronavirus, cuya segunda oleada se ha anticipado a lo previsto por los expertos, ... que apuntaban a los meses de otoño. A falta de semanas para que se complete el regreso de los estudiantes a las aulas, los países de la UE coinciden en una cuestión: la vuelta a los colegios es vital y todos los alumnos deben retomar las clases cuanto antes para recuperar las horas lectivas perdidas por el confinamiento.
La avanzadilla de cómo será este curso en plena pandemia la tiene Alemania. Varios de sus Estados han reabierto sus colegios y han comprobado el difícil reto que plantea el virus, después de que la semana pasada forzara el cierre de dos centros a los cinco días de su reapertura. El resto de países toma nota y sigue adelante con su calendario para el retorno a las aulas, que se concentrará en septiembre. La estrategia es clara: extremar la higiene, mantener la distancia en la mayoría de los casos y el uso casi generalizado de mascarillas. El guion, aun sí, está abierto a cambios, según los contagios.
Accesos diferentes en espacio y tiempo a los centros escolares, aislamientos entre clases para evitar contactos entre alumnos de distintos cursos y uso de mascarillas en pasillos y patios, y en algunas regiones o colegios también dentro de las aulas. Así comenzó este lunes el curso en tres de los 16 Estados federados tras las vacaciones estivales, que en Alemania son de seis semanas. La ciudad-estado de Berlín, la región de Brandeburgo y el Estado de Schleswig-Holstein abrieron sus colegios una semana después de Macklemburgo-Antepomerania y Hamburgo. Mañana le toca a la populosa Renania del Norte-Westfalia. Cada región tiene sus normas para evitar contagios, aunque muchas coinciden.
En Schleswig Holstein, donde la incidencia del virus ha sido mínima, Educación ha rechazado imponer el uso de mascarillas en los centros escolares por considerarlo desproporcionado y anticonstitucional. Sin embargo un colegio en la localidad de Husum se mantuvo cerrado el primer día de colegio de manera preventiva tras contagiarse una de sus profesoras. En Berlín y Brandeburgo, en cambio, el uso de mascarillas es obligatorio para alumnos y profesores en el interior de los edificios, en pasillos, salas y laboratorios, pero no en las aulas o el patio. En Renania del Norte-Westfalia sí deben usarlas en las clases y en los recreos.
En lo que coinciden todas las autoridades regionales alemanas es en la necesidad de evitar un nuevo cierre total del sistema educativo. Apuestan por cierres puntuales y limitados como los de la semana pasada en Mecklemburgo-Antepomerania.
Los estudiantes escoceses iniciarán el regreso gradual a sus escuelas, que tienen que estar abiertas el 18 de agosto. En Irlanda del Norte, la reapertura de será entre el 24 y el 1 de septiembre. En los dos primeros días del próximo mes tienen que abrir las de Inglaterra y entre el 1 y el 14 de septiembre todas las de Gales.
La reapertura se produce en un momento de consternación para muchos estudiantes escoceses, que han visto cómo las notas de este curso que les daban sus profesores han sido reducidas drásticamente por la Autoridad de Calificaciones, con un método que tiene en cuenta el cierre por la pandemia. El ministro de Educación ha prometido rectificar.
El 40% de las notas preuniversitarias, esenciales para la obtención de plaza, van a ser revisadas a la baja en Inglaterra, según ha publicado 'The Guardian'. A la espera de confirmación y de la posible protesta, el Gobierno de Boris Johnson alienta la reapertura de las escuelas –«es nuestro deber moral», ha dicho el primer ministro– a pesar de la reservas de los sindicatos.
El Gobierno ha publicado una guía. El ente de salud pública, PHE, va a publicar un estudio que mostraría la escasa transmisión entre escolares y que el riesgo entre profesores es parecido al de otras profesiones. Los sindicatos han elaborado una guía mucho más detallada para que sus miembros comprueben que se dan los pasos para que sea realidad en su escuela la idea detrás de las más vagas instrucciones del Ejecutivo.
El curso escolar empieza este año en Francia el martes 1 de septiembre para todos los niveles, desde maternelle (infantil) a lycée (bachillerato). Por ahora, lo que ha anunciado el Gobierno es que se van a relajar algo las medidas de seguridad que se habían impuesto tras el confinamiento, sobre todo entre los más pequeños. Ya no será obligatorio, por ejemplo, para los profes de infantil llevar mascarilla en las clases. Tampoco se exigirá el distanciamiento físico entre los alumnos, ni en las aulas ni en el patio porque el objetivo es acoger a todos los niños. Además, se permitirá a los alumnos compartir objetos.
La mascarilla solo será obligatoria a partir del collège (secundaria, 11 años). El personal de los centros, a excepción de preescolar, sí deberá que llevar este sistema de protección cuando no se pueda mantener la separación de un metro. De igual modo, se ha eliminado una directiva que pedía limitar la mezcla entre diferentes clases o grupos.
En este curso escolar que arranca en septiembre, las escuelas italianas tendrán como novedad actividades de apoyo psicológico para hacer frente a situaciones de estrés derivadas del coronavirus. De igual modo, Gobierno y sindicatos han redactado un protocolo para permitir una vuelta a las aulas con la máxima seguridad posible. Así, las entradas y salidas de los colegios serán distintas y se limitará el acceso a visitantes, como padres y madres.
Los profesores y alumnos que se hayan contagiado deberán presentar un certificado médico que indique que han superado la enfermedad. De igual modo, los centros deberán asegurar la limpieza «diaria» y desinfección «periódica» de todas sus zonas y se respetará en su interior la distancia de un metro. El uso de mascarilla, por su parte, será obligatorio para todo aquel que entre a las escuelas. A finales de este mes, el comité científico del Gobierno decidirá si los alumnos deberán usarla también.
Las autoridades belgas han dibujado varios escenarios, codificados con colores (verde, amarillo, naranja y rojo), para orientar a los centros en la reanudación de la actividad escolar. Todo está supeditado a la evolución de la pandemia. Aun así, para la educación básica (preescolar y primaria), se espera que los estudiantes asistan a las aulas todos los días desde el 1 de septiembre.
En secundaria se definieron tres tipos de reingreso que decidirá el Consejo de Seguridad Nacional, según los contagios. Van desde la apertura con normalidad, a recibir clases presenciales cuatro días a la semana o con un número limitado de alumnos que deberán usar mascarilla y recibir lecciones a distancia.
El próximo curso escolar en Portugal comenzará entre el 14 y el 17 de septiembre para todas las modalidades. Será más largo de lo habitual, con menos vacaciones, con la enseñanza presencial como regla, pero se ha preparado un 'plan B' con regímenes mixtos y otro completamente a distancia por si fuese necesario cerrar de nuevo los colegios. Las mascarillas serán obligatorias dentro del recinto docente a partir de quinto de Primaria (10 años).
MERCEDES GALLEGO | Nueva York
La reapertura de los colegios es el aspecto más contencioso entre el Gobierno de Trump y las autoridades sanitarias. La presión del sindicato de maestros ha logrado reducir el número total de personas en un aula a un máximo de 15, la mitad de lo que había en el curso pasado.
Algunos colegios de Nueva York están dando prioridad a los hijos de trabajadores esenciales para que asistan de forma presencial a las aulas. En el salvaje oeste que ha creado la falta de liderazgo del presidente con la pandemia, cada uno de los 50 Estados de la unión puede establecer sus propias normas e incluso cada condado. El Estado de Nueva York tiene 27 condados, cinco de ellos en la ciudad de Nueva York, todos con un índice de contagios tan bajo que el gobernador Mario Cuomo anunció el viernes la vuelta general a las aulas.
El modelo que ha elegido el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, es un sistema híbrido de clases presenciales y virtuales en días alternos -una semana tres días y la siguiente dos-. Ir al colegio no es obligatorio, sólo la escolarización, por lo que los padres pueden optar entre este sistema o uno totalmente virtual. A este último podrán volver en cualquier momento, pero para mandar a sus hijos a las aulas tendrán que avisarlo al principio de cada trimestre. Como no hay dinero para pagar a tantos maestros como se necesitarán, todo el que tenga una titulación educativa podrá aspirar a un contrato, y eso hace dudar a los padres de la calidad de la educación que recibirán sus hijos.
Con todo, las asociaciones psiquiátricas han insistido en la importancia que tiene para los niños asistir a clase presencialmente. Todo va día día y todo el mundo se reserva el derecho a cambiar de opinión, empezando por las autoridades. El futuro es incierto para niños y adultos.
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