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Un soldado ucraniano patrulla una calle de la localidad de Lukianivka, en las inmediaciones de Kiev. AFP | Vídeo: ATLAS

Rusia enfría las esperanzas de una paz cercana

Moscú no renunciará a Crimea y Donbás, y aún así asegura que Ucrania atenderá sus «demandas fundamentales»

Rafael M. Mañueco

Corresponsal. Moscú

Miércoles, 30 de marzo 2022, 21:06

El jefe de la delegación rusa y asesor del Kremlin, Vladímir Medinski, echó este miércoles un jarro de agua fría sobre los deseos de Kiev de solventar la actual situación de forma aceptable y rápida. «La postura de Rusia en relación con Crimea y Donbás no ha cambiado», aseguró en una comparecencia televisada. Dicho de otra forma, Moscú sigue considerando a Crimea parte constitutiva de la Federación. Y a las autoproclamadas repúblicas de Donbás, estados independientes.

Es más, Rusia no piensa ni sentarse a hablar con nadie de su «derecho soberano» sobre Crimea y en cuanto a Donetsk y Lugansk sigue defendiendo que sus respectivos territorios no son lo que marcan los acuerdos de Minsk dentro del contorno de la llamada «línea de contacto», sino las dos provincias al completo tal y como figuran en la demarcación vigente desde la época soviética. De ahí los combates que actualmente libran las fuerzas separatistas de Donbás contra el Ejército ucraniano en su afán de hacerse con más territorio.

Una visión que no encajaba con el borrador de acuerdo que los representantes de Kiev presentaron a sus colegas rusos el martes en Estambul y en el que, a cambio de renunciar a la adhesión a la OTAN, Ucrania recibiría garantías de seguridad de varios países (Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Turquía o Israel, entre otros). Un texto en el que proponían además fórmulas, una de ellas con una extensión de la negociación de hasta quince años, para posibilitar que Donbás y Crimea volviesen a formar parte de Ucrania.

Garantías de seguridad

Sin encaje (se insiste) a tenor del relato de Medinski, quien además incidía este miércoles en que «Kiev, por primera vez, ha mostrado por escrito voluntad de cumplir las demandas fundamentales de Moscú para construir relaciones normales y, espero, de buena vecindad con Rusia en el futuro». Y es que en Estambul ya se especificó que las «garantías de seguridad» que recibirá Ucrania no se extenderán a Crimea y Donbás. Kiev incluso se comprometió a que nunca intentará recuperar por la fuerza tales territorios.

Así que Medinski vendió este miércoles el resultado de las negociaciones en Estambul como un «éxito» para Rusia. Según sus palabras, «Ucrania esencialmente aceptó las demandas fundamentales de no unirse a la OTAN, renunciar a las armas nucleares y otras armas de exterminación masiva, y negarse a desplegar bases militares extranjeras en su territorio. Se compromete también a no realizar maniobras militares con fuerzas extranjeras sin el consentimiento de los países garantes, uno de los cuales es Rusia». De esta última exigencia y de la inclusión de Rusia en el grupo de países que deberán garantizar la seguridad de Ucrania nadie dijo nada a la prensa en Estambul.

Finalmente, el jefe de la delegación de Moscú aseguró que «si se cumplen estas condiciones, quedará eliminada la amenaza de crear una cabeza de puente de la OTAN en territorio ucraniano». «Esto es en esencia el significado y la importancia del documento acordado preliminarmente con Ucrania. El trabajo continúa», añadió Medinski.

Muchos analistas piensan que la función del jefe de la delegación negociadora rusa (de 51 años y nacido en Ucrania) no es otra que la de dar imagen de supuesto interés en un acuerdo de paz cuando, a juzgar por los hechos sobre el terreno, no parece más intención que el de ultimar la ocupación de todo el Donbás, incluyendo la ciudad mártir de Mariúpol, y, tal vez, mantener bajo el control de las tropas rusas la provincia de Jersón y la franja que une Donetsk con la península de Crimea a través de Berdiansk.

El martes en Estambul el viceministro de Defensa ruso, Alexánder Fomín, habló de «reducir drásticamente» las operaciones militares en el entorno de Kiev y Chernígov a fin de «aumentar la confianza mutua y crear las condiciones necesarias para nuevas negociaciones con el objetivo final de firmar un acuerdo» con Ucrania. Sin embargo, las autoridades ucranianas denunciaron bombardeos contra Chernígov y no observan un repliegue real. El ayudante de la Presidencia ucraniana, Oleksiy Arestóvich, acusó a las fuerzas rusas de colocar minas en su retirada de algunas zonas. «La guerra continúa», dijo.

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