«Sentí alivio cuando supe que mi hija estaba muerta»

La joven de 22 años había asistido al festival de música Nova, en la localidad de Re'im, que los terroristas de Hamás convirtieron en el primero de los muchos escenarios del horror que vendrían después. La fotografía del cuerpo inerte de la joven germano-israelí en la parte trasera de una camioneta rodeado de terroristas, se convirtió entonces en el símbolo de la barbarie. Y él, este padre sin hija, se ha propuesto que el mundo no olvide jamás aquella imagen.

Es difícil, casi imposible, saber en qué momento cambia tu vida para siempre, cuándo todo hace 'crack'. Nissim Louk, policía israelí, es capaz de distinguir ese instante con absoluta precisión. Fue a las 6.40 horas del 7 de octubre de 2023. A partir de entonces, su existencia pasó a estar consagrada a reivindicar la memoria de su hija, una de las 1.200 personas que, se calcula, fueron asesinadas en el ataque de Hamás que detonó una guerra con tanta sangre derramada, con miles de inocentes masacrados después por el ejército israelí en Gaza.

«Ver a mi niña pequeña, porque ella siempre seguirá siendo mi niña pequeña, tirada en una camioneta Toyota blanca mientras unos terroristas le escupían, mientras gritaban... es algo horrible para un padre, para cualquier padre», narra a este periódico Nissim Louk, invitado en la conferencia de la ONU sobre Víctimas del Terrorismo que se está celebrando en Vitoria. «Todo este año ha sido muy duro para mi familia, la echamos de menos, cada día estamos todos sentados a la mesa y su sitio está vacío».

«Yo no sabía que Shani estaba en aquella fiesta, pero cuando nos supimos del ataque, la llamamos y ella nos cogió el teléfono. Le dijo a su madre que estaba huyendo en su coche, con su novio, Orion Hernández que es mexicano y un amigo. Vimos en la televisión lo que había ocurrido y tratamos de llamar una y otra y otra vez, pero ya no volvió a contestar. Soy policía y empecé a preguntar a compañeros para tratar de conocer qué había ocurrido, hasta que a las diez de la mañana escuché un grito desgarrador. Era mi hijo, que tiene 20 años, que vio un vídeo en las redes sociales en el que se veía cómo unos terroristas llevaban a Shani a Gaza. La reconocimos por los tatuajes que llevaba en la pierna, por su precioso pelo. No me lo podía creer, entré en shock».

Nissim Louk relata aquellas primeras horas con una entereza que impacta, sin que se le llegue a quebrar la voz en ningún momento. Sin embargo, su mirada no engaña. Es la de un padre devastado.

- En esos momentos, ¿todavía tenía la esperanza de que su hija pudiera estar viva?

- Un padre siempre se agarra a esa esperanza. En la camioneta no se veía sangre. Hablé con gente que tenía contactos en los hospitales de Gaza... pero nada.

- ¿Cuánto tiempo pasó hasta que supieron que su hija había sido asesinada?

- Tres semanas. Vinieron unos agentes del departamento forense del ejército a casa y nos dijeron que habían encontrado un fragmento del cráneo, hicieron un test de ADN y concluyeron que mi hija fue asesinada el mismo día del ataque. En ese momento, cuando supimos que estaba muerta, que la habían asesinado el mismo 7 de octubre sentí alivio.

- ...

- Sí, porque al menos tuve la certeza de que ella, tan bella, con sus 22 años, no había tenido que pasar por el horror del secuestro en esos túneles de Gaza con los locos terroristas de Hamás. ¿Sabes las violaciones que habría padecido? Estar de rehén habría sido muchísimo peor. Saber que no tuvo que sufrir todas esas torturas me trajo cierto descanso, cierta paz.

Louk relata que no pudo recuperar el cuerpo de su hija hasta siete meses después. Con el dolor todavía supurando, sin tiempo para pasar el duelo, el hombre se ha recorrido desde entonces medio mundo con esa foto que no para de mostrar.

- ¿De dónde saca las fuerzas para seguir rememorando una y otra vez la tragedia que ha padecido?

- Hacerlo es mi obligación. La muerte te puede llevar hacia abajo o también te puede dar fuerza. Y mi religión dicta que todas las personas tienen una meta. Y he acabado por entender que el propósito de la vida de Shani era, con todo el dolor que nos trajo su asesinato, advertir al mundo de la barbarie. La imagen de mi hija enseña dos cosas, la vida y la muerte, la bondad y la maldad: por eso es tan poderosa. Por eso la tengo que enseñar.

- Los ataques del Ejército de su país han provocado víctimas de muchos inocentes, de niños palestinos... ¿Empatiza con el dolor de todas esas familias?

- La guerra es muy dolorosa para ambos lados. Soy muy consciente de todo lo que está ocurriendo en Gaza, que vivir allí tiene que ser muy complicado, que muchas mujeres, muchos niños, mucha gente sencilla que no pertenecen a Hamás ni tienen nada que ver con Hamás. Por eso creo que el mundo entero, las Naciones Unidas tienen que encontrar una solución para volver a reconstruir Gaza. Y es responsabilidad de Israel encontrar la solución para los gazatíes. Al mismo tiempo, los europeos tienen que tener muy claro que si Israel cae, Europa entera caerá.

- ¿Siente odio?

- No. Yo no odio a nadie. Pero creo que en el mundo está aumentando el odio a Israel, que nos responsabilizan de todo lo que ha ocurrido.