Moscú prepara el terreno para reforzar el control total sobre la población aprovechando la pandemia de coronavirus

Sin embargo, como temen las organizaciones que velan en Rusia por los Derechos Humanos, el procedimiento permitirá mantener tras el fin de la pandemia abundantes datos de los usuarios, que habrá que consignar al registrarse, sobre su identidad, domicilio, ocupación, empresa o institución para la que trabaja, trayectos que realizan comúnmente a través de la metrópoli y matrícula del vehículo. Hay que incluir también una fotografía.

Todo para, aprovechando la situación creada por el coronavirus, reforzar el «Gran Hermano» que el presidente Vladímir Putin se afana en construir para facilitar su objetivo de eternizarse en el poder. Putin ya impulsó una ley, aprobada en noviembre del año pasado, para la creación de un «internet soberano» propiamente ruso, cerrado al mundo exterior para controlar completamente la red. Mientras, las ciudades del país se llenan de cámaras capaces de reconocer el rostro y hasta la retina en un frenesí de videovigilancia propiamente orwelliano.

Es cierto que la epidemia no cede en Moscú, en donde se registran ya cerca de 15.000 casos de la neumonía Covid-19 y más de un centenar de muertos. De hecho es ahora mismo el epicentro de la enfermedad en todo el país. Así que, Sobianin ha dispuesto que, quienes deseen trasladarse a través de la ciudad o penetrar en ella desde fuera de su cinturón de circunvalación, deberán descargarse la correspondiente aplicación en sus móviles, solicitar el código QR a través de la web (mos.ru) que el Ayuntamiento ha habilitado al efecto, por teléfono o SMS y, si son autorizados, exhibirlo cuando lo requiera la Policía, que lo escaneará para tener a la vista toda la información sobre el interesado.

Los mayores de 14 años que viajen con alguien en coche o utilicen cualquier transporte municipal, incluido el metro, también deberán tener el código QR. Los infractores serán multados con 4.000 rublos (50 euros) la primera vez o 5.000 rublos (60 euros) si reinciden. Todo en el marco de las medidas anunciadas la semana pasada por el alcalde para luchar contra la epidemia, que incluyen el cese de toda la actividad económica e industrial no imprescindible durante la actual semana. Estos salvoconductos se pudieron empezar a solicitar el lunes y son de tres tipos según la finalidad del desplazamiento: por motivos laborales, para acudir a un centro sanitario o por razones personales debidamente justificadas. La petición debe indicar el trayecto exacto a seguir y hasta los que se muevan en bicicleta o patinete necesitarán el código QR.

Pero quienes se trasladen de un lado a otro a pie no necesitarán, por ahora, el salvoconducto, aunque sí deberán justificar su presencia en la calle si lo requiere la Policía. Los únicos supuestos autorizados son ir a comprar alimentos, medicinas, ver al médico, tirar la basura o pasear al perro. No obstante, la autoridades municipales de la capital han anunciado que pronto harán falta los pases QR incluso para ir a la tienda de enfrente o moverse a pie dentro del vecindario.

Defensores de los Derechos Humanos están convencidos de que toda la información acumulada podrá utilizarse para monitorear a la población, especialmente a activistas críticos con el poder según el escenario chino. Tampoco descartan que la privacidad de la ciudadanía se vea todavía más vulnerada si los datos son hackeados y van a parar al mercado negro. De hecho, gigantes tecnológicos como Google, Facebook y Yandex ya cuentan con matrices de toda esa información.

Los enfermos de coronavirus que se están tratando en casa ya están siendo monitoreados por la geolocalización de sus móviles a fin de verificar que cumplen la cuarentena. En esta tarea, según fuentes policiales, participan también las cámaras instaladas en las calles y las transacciones realizadas en los cajeros automáticos con las tarjetas bancarias. Yandex, por ejemplo, cuenta ya con un sistema de rastreo que permite averiguar cuántos moscovitas observan el confinamiento y cuántos salen a la calle y por cuánto tiempo.

La ONG «Ágora» considera que el sistema de salvoconductos digitales «es ilegal», ya que la libertad de movimiento está garantizada por la Constitución rusa. «Las restricciones introducidas en Moscú sólo se pueden adoptar en situación de estado de excepción con la indicación obligatoria de los límites y la duración de su validez», aseguran fuentes de la organización. El alcalde «ha limitado los derechos constitucionales en ausencia de una emergencia declarada», advierten sus juristas.

El comienzo de la solicitud de los códigos QR, el lunes por la mañana, fue traumática, ya que se produjo un fallo que mantuvo el sistema informático del portal mos.ru paralizado varias horas. El caos que se produjo después en la emisión de los salvoconductos propició la aparición de un gran número de servicios fraudulentos que los ofrecían por dinero. Muchas gente fue timada, aseguran varios medios de comunicación rusos.

Por otro lado, las autoridades moscovitas han decidido rechazar 900.000 solicitudes, según el jefe del Departamento de Tecnología e Información del Ayuntamiento, Eduard Lisenko, «por facilitar datos incorrectos o inexactos». Según sus palabras, «se están emitiendo más de tres millones de pases QR por día».

Con 3.388 nuevos casos de coronavirus registrados en las últimas 24 horas, lo que supone un incremento con respecto al día anterior de 614 contagios, el total de infectados en toda Rusia se sitúa en 24.490 personas, 198 fallecidos y 1.986 recuperados. En cuanto a Moscú, acumula 1.774 nuevos contagios, 285 más que el martes, y 106 muertos. El total de infectados en la capital rusa se eleva así a 14.776.