Secciones
Servicios
Destacamos
Rusia entra con fuerza en el tercer año de la invasión de Ucrania. Pasada la media noche el cielo se iluminó en el corazón de Konstantinivka, rugió con violencia, el suelo tembló y una bola de fuego envolvió a la estación central del ferrocarril. El ... ataque ruso destruyó por completo un edificio que «no estaba operativo desde hace tiempo», según informó la compañía nacional de ferrocarril ucraniano, y recordó a los 30.000 vecinos que quedan en esta localidad situada a apenas una docena de kilómetros del frente y que están en su punto de mira.
Noticias relacionadas
Mikel Ayestaran
Mikel Ayestaran
Mikel Ayestaran
En la última semana las tropas de Moscú han tomado tres localidades no muy lejanas e intensifican sus acciones ante el complicado momento que atraviesa la defensa de Ucrania, que necesita de manera urgente armas, municiones y soldados. Rusia avanza y, tras la toma de Bajmut, amenaza Chasiv Yar, la antesala de Konstantinivka, un nudo de comunicaciones clave que le permitiría avanzar hacia el resto de puntos de Donestk bajo control ucraniano.
«Hemos llegado pasados diez minutos y hemos atendido a una anciana de un edificio cercano que ha sufrido heridas leves, pero no ha querido que la lleváramos al hospital. La estación estaba vacía y por eso no ha habido víctimas; parece que ha sido el impacto de un misil S-300», informa Andriy Bulavin, responsable del equipo de paramédicos de la Policía. Este es un cuerpo creado tras el estallido de la guerra en la provincia de Donetsk y se ha convertido en el grupo de reacción más rápido y llega en cuestión de minutos después de cada explosión.
Bulavin tiene 24 años y es de la vecina Povrosk. Forma parte de la unidad de paramédicos desde su fundación y explica que «somos 35 compañeros y estamos en primera línea, tanto en ciudades como en la zona del frente. Estuvimos en Avdiivka –ciudad capturada por Rusia hace una semana– hasta el 24 de enero y evacuamos de allí a muchos civiles». Su trabajo se ha convertido en imprescindible debido a los constantes ataques rusos, que además de misiles y drones, puede castigar ciudades como Konstantinivka con su artillería.
Los bomberos trataron de sofocar a lo largo de toda la jornada las llamas provocadas por el ataque y las autoridades locales repartieron tablas de madera entre los vecinos de la zona. Las ventanas volaron tras la explosión y en pleno invierno urge proteger las viviendas lo antes posible.
La estación llevaba tiempo sin recibir trenes, pero estaba en perfecto estado de mantenimiento porque el ferrocarril juega un papel fundamental en un país en el que no se mueven los aviones comerciales. La compañía nacional tiene servicios diarios hasta puntos próximos al frente como Kherson, Zaporiyia o Kramatorsk y operan con una puntualidad asombrosa teniendo en cuenta la situación que sufre el país.
El ataque en Konstantinivka compartió protagonismo en los medios ucranianos con las palabras del presidente Volodimir Zelenski, quien por primera vez desde el inicio de la guerra ofreció ayer una cifra de bajas en su ejército. «31.000 militares ucranianos han muerto», dijo. «Cada una de esas vidas es una pérdida enorme para nosotros», lamentó. Pero en esta guerra ninguna de las dos partes ofrece datos fiables sobre los caídos en sus filas.
Tras el fracaso de la ofensiva de verano Kiev ha pasado a la defensiva y sus mandos han optado por retirar a sus tropas de puntos como Avdiivka o Lastochkyne. Este paso atrás ha sido aprovechado de manera inmediata por el enemigo, muy pendiente de las dificultades que atraviesan los ucranianos.
El ministro de Defensa, Rustan Umerov habló sobre la marcha de la guerra en el foro 'Ucrania, año 2024', celebrado en Kiev, y recordó que «cada envío de armas retrasado significa pérdidas de tropas y vidas ucranianas» ante un enemigo que, reconoció, tiene «mayor capacidad militar». Umerov lamentó que la mitad de las armas occidentales prometidas son entregadas con retraso. «Una promesa no constituye una entrega», criticó. «Un 50% de los compromisos no se cumplen a tiempo».
El titular ucraniano de Defensa envió este mensaje a los países aliados e insistió en que su ejército hace «todo lo posible, y también lo que es imposible, para asegurar un avance» este año.
«La cosa está mal y se va a poner peor porque Rusia avanza. Si toman Chasiv Yar la situación en Konstantinivka será insostenible porque nos podrán bombardear con mayor facilidad de lo que hacen ahora. Confiemos en que no ocurra», alerta Bulavin, el responsable de unos paramédicos que trabajan en turnos de 24 horas los siete días de la semana. Este joven policía tiene un récord personal de tres litros de bebidas energéticas en un día para no bajar la guardia. «No tenemos más remedio que trabajar, poco a poco vamos preparando a gente, pero se necesita tiempo y tampoco hay tantos candidatos», apunta Bulavin.
Ucrania mira a sus aliados en busca de una ayuda que no llega mientras los rusos parecen cada vez más asentados y reforzados después de unos primeros meses de guerra en los que fueron sorprendidos en numerosas ocasiones. Entre los vecinos de la estación de Konstantinivka hay miedo a hablar con los medios extranjeros. La incertidumbre crece con el paso de los días y el aumento de los bombardeos. La gente quiere que esto acabe cuanto antes, pero ni Moscú ni Kiev parecen dispuestos a entablar un diálogo. Hasta que eso ocurra, hablarán las armas y el cielo de Konstantinivka no parará de rugir e iluminarse con bolas de fuego.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.