El presidente polaco, Andrzej Duda, ha sido el encargado de dar a conocer la convocatoria de comicios parlamentarios. EFE

Polonia irá a las urnas el 15 de octubre bajo la amenaza de radicalizarse

Los ultraconservadores del oficialista partido PiS reaccionan al anuncio de elecciones legislativas con un guiño hacia un partido más extremista

Joana Serra

Berlín

Martes, 8 de agosto 2023, 19:43

Polonia irá a las urnas el próximo 15 de octubre, en un clima político altamente polarizado y en situación de alerta en las fronteras. El presidente del país, Andrzej Duda, formalmente independiente pero vinculado al gubernamental partido Ley y Justicia (PiS), convocó elecciones parlamentarias para ... el segundo domingo de octubre, dentro de los plazos establecidos para el fin de la actual legislatura.

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Antes incluso de su anuncio se escuchaba ya el fragor de la precampaña entre el PiS, el partido del primer ministro Mateusz Morawiecki y con Jaroslaw Kaczynski en la jefatura, y la Plataforma Cívica (PO) del expresidente del Parlamento Europeo Donald Tusk. Hay un tercer partido en liza, la llamada Confederación, una formación claramente ultraderechista, con un discurso más xenófobo, además de antiabortista, que el PiS de Kaczynki. Los sondeos le pronostican un 10% de los votos frente al 30% para el ultraconservador partido gubernamental. A la PO se le estima, por su parte, algo menos del 30%. Pero mientras que la tendencia es a la baja para el PiS, en el poder de forma ininterrumpida desde 2015, la oposición liberal del exprimer ministro Tusk, está remontando.

Kaczynski, el hombre fuerte de la política polaca, ha empezado ya a lanzar el anzuelo en dirección a la hipotética tercera formación, la Confederación. Ha endurecido aún más su discurso antiinmigración y busca sin disimulos atraer al electorado de este partido de extrema derecha.

Una alianza futura entre el PiS y esa fuerza añadiría virulencia a las tensas relaciones entre Varsovia y Bruselas, en medio de los sucesivos expedientes que la Comisión Europea ha abierto contra Polonia, ya sea por su controvertida reforma del poder judicial -atentatoria contra la independencia de la justicia-, por sus campañas contra el colectivo LGTBI o contra la libertad de prensa.

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Los ánimos entre la UE y Varsovia se calentaron ya estos días. Esta vez, no por alguna renovada amonestación de la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, sino por unas declaraciones procedentes del jefe del grupo parlamentario del Partido Popular Europeo (PPE), el también alemán Manfred Weber. Fue en una entrevista a la televisión pública germana ZDF, donde Weber colocó al PiS al nivel de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, en Francia.

La llamada Confederación recabaría el 10% de los votos con su acentuado discurso antiinmigración

En opinión de Weber, se trata de partidos adversos a los fundamentos del Estado de Derecho. El político germano, miembro de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), representa al sector más derechista entre los conservadores de Alemania, que como el resto del espectro parlamentario del país descarta toda cooperación con la AfD.

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Interferencia alemana

Morawiecki reaccionó a las palabras de Weber calificándolo de interferencia en la política interna de Polonia y de apoyo a la campaña de Tusk, al que el jefe de Gobierno de Varsovia tilda de «auxiliar» o «secretario» del PPE.

Los ánimos están caldeados a escala interna y también externa. Polonia venía reclamando también de la OTAN que refuerce su flanco este desde mucho antes del inicio de la invasión rusa de Ucrania. Ahora está incrementado sus efectivos militares, policiales y hasta paramilitares a lo largo de los 400 kilómetros de su frontera con Bielorrusia.

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En 2021 construyó ya una valla de 5,5 metros de alto en 180 kilómetros de esa franja para protegerse de la llamada «guerra híbrida» lanzada desde Minsk, en forma de inmigración irregular sobre su territorio. La presencia de milicianos del grupo Wagner en Bielorrusia acrecientan, para las autoridades de Varsovia, los peligros procedentes del presidente, Alexánder Lukashenko, el gran aliado del Kremlin.

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