El monarca británico recibe la espada 'Isabel' en honor a su madre

Las joyas de la Corona escocesa, las más antiguas de Reino Unido y las segundas de Europa, son el tesoro más valioso del país, que suelen estar expuestas en el castillo de Edimburgo. Este miércoles fueron sacadas de la sala del palacio para ser presentadas ante el rey, la reina Camila y su hijo Guillermo, acompañado de su esposa Kate. A diferencia de la coronación en Londres, Carlos III no portó la corona en su cabeza, sólo le fue mostrada en el acto religioso que tuvo lugar en la catedral de San Giles en la capital.

Las tres piezas datan de los siglos XV y XVI. Se utilizaron juntas por primera vez en 1543, cuando la reina María I de Escocia fue investida a los nueve meses de edad. Los Honores protagonizaron por última vez la coronación de un escocés en 1651, la de Carlos II. Desde entonces sólo son expuestas a los reyes británicos en un Servicio Nacional de Acción de Gracias.

Las regalías, que Isabel II recibió en 1953 tres semanas después de su primera investidura, han pasado ya a manos de su hijo. Pero con una salvedad. La espada es similar, pero no la original. El monarca ha recibido una nueva joya nombrada 'Isabel'. Edimburgo ha tenido un gesto de apoyo con Carlos III en honor a su difunta madre. La espada creada para reemplazar la anterior, que es ya demasiado frágil para ser manejada, fue encargada a finales del pasado año luego de la muerte de la reina.

Aunque este arma tomó relevancia en la ceremonia por ser uno de los regalos más especiales que ha hecho un país al actual monarca durante su reinado, la protagonista del evento fue la corona real. Confeccionada en el siglo XVI para Jacobo V, la pieza pesa 1,6 kilogramos y está decorada con veintidós gemas y veinte piedras preciosas, así como perlas de agua dulce procedentes de los ríos de Escocia.