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La rápida reacción de las autoridades francesas contra las protestas de estudiantes propalestinos, con intervenciones policiales en centros de París, Lyon o Saint-Etienne, entre otros puntos, no parece que vaya a frenar a los jóvenes. «No nos vamos a callar. Vamos a continuar movilizándonos ... porque es una causa muy importante. Hay un genocidio en marcha. Vamos a seguir siendo portavoces de la paz», explicaba Karel Talali, secretario general del sindicato La Unión de Estudiantes, durante una concentración esta semana en la plaza del Panteón en la capital.
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Francia se ha convertido en el epicentro de las protestas universitarias en Europa y, aunque este sindicalista reconoce que por ahora son menores que en EE UU, ve similitudes entre ambos países: «La juventud se moviliza por una paz duradera, por un alto el fuego en Gaza y en apoyo al pueblo palestino». En los últimos días se han registrado manifestaciones, sentadas, encierros, acampadas y piquetes informativos en los campus galos y al menos seis estudiantes se han declarado en huelga de hambre. «Vamos a continuar todo lo que podamos y el tiempo que haga falta», aseguraba Ziad, alumna de Historia en el prestigioso Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences Po), quien denunciaba la «represión» policial. En este centro se han producido dos desalojos en otras tantas semanas.
En la plaza de la Sorbona, mientras, la Unión de Estudiantes Judíos de Francia (UEFJ) ha organizado «una mesa de diálogo» a la que están llamados «la mayoría de alumnos propalestinos que tiene todavía ganas de debatir, de hablar, de formarse por la discusión», describía Yossef Murciano, secretario general del sindicato y matriculado en Periodismo. «Yo no tengo nada en contra de la movilización propalestina en sí, lo que denunciamos son las derivas antisemitas», explicaba, consciente de que con este punto de conversación «no vamos a encontrar la solución al conflicto israelí-palestino, pero vamos a probar que la gente quiere discutir en vez de pelearse».
Está por ver si en los próximos días más universitarios se sumarán a las protestas o prefieren concentrarse en preparar los exámenes de fin de curso. Raphaelle, que estudia Filosofía en la Sorbona, reconocía que «siempre es complicado coordinar la vida militante y los estudios». «Pero ésta no es una causa cualquiera: protestamos contra un genocidio. Aunque todos vamos a intentar evidentemente hacer nuestros estudios lo mejor posible, la movilización por Palestina es hoy nuestra prioridad», subrayaba esta joven de 22 años, que se mostraba en la concentración de la plaza del Panteón convencida de que «todos los que están aquí son conscientes de que su honor vale más que su máster».
El primer ministro, Gabriel Attal, ha prometido «firmeza total» ante los movimientos estudiantiles propalestinos que bloqueen el acceso a las aulas a otros alumnos. Unas protestas que, según Valérie Pécresse, presidenta de la región parisina, están instigadas por «una minoría de radicales que hacen un llamamiento al odio antisemita» e «instrumentalizadas por La Francia Insumisa (el partido de Jean-Luc Mélenchon) y sus aliados islamo-izquierdistas».
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