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Bayrou supera otra moción de censura y apacigua la crisis política en Francia

Bayrou supera otra moción de censura y apacigua la crisis política en Francia

Ni los socialistas ni la extrema derecha apoyan la iniciativa de la izquierda, lo que permite la adopción definitiva de los presupuestos

Enric Bonet

París

Miércoles, 5 de febrero 2025, 19:17

El primer ministro galo, François Bayrou, vislumbra un pequeño oasis en medio de la crisis política en Francia: el veterano dirigente centrista ha superado este miércoles la segunda moción de censura de su mandato. La iniciativa presentada por la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos), apoyada por los verdes y los comunistas, solo obtuvo 128 votos a favor y se quedó lejos del umbral de la mayoría absoluta (288) al no haber logrado el respaldo del Partido Socialista (PS) ni la extrema derecha de Marine Le Pen. Superando este examen en la Asamblea Nacional, Bayrou no solo ha conseguido la adopción definitiva de los presupuestos de este año, sino también una mínima estabilidad al frente del Ejecutivo.

La ley presupuestaria del 2025 «es el resultado de la urgencia, ya que nuestro país no puede vivir sin unos presupuestos», defendió Bayrou. «Estamos en el inicio de una nueva etapa», destacó el 'premier', quien ya se había enfrentado a una primera moción fallida el 16 de enero, en respuesta a su decisión de no someterse a un voto de investidura.

El responsable del Gobierno hizo frente este miércoles por la tarde a dos textos de censura, tras haber aprobado el lunes las cuentas públicas y la financiación de la Seguridad Social recurriendo al artículo 49.3 de la Constitución. Ese polémico decreto gubernamental permite adoptar una ley sin una votación parlamentaria —los presupuestos hubieran sido rechazados en una votación clásica—, pero permite a las oposiciones que presenten una moción exigiendo la destitución del Ejecutivo.

Presupuestos similares a los de Barnier

En diciembre, el uso del 49.3 y el debate presupuestario ya habían costado el cargo al conservador Michel Barnier, el predecesor de Bayrou. Dos meses después, el líder del MoDem —uno de los tres partidos que componen la alianza macronista— ha logrado la aprobación de un texto presupuestario parecido al anterior. Mientras que Barnier apostaba por una disminución de cerca de 40.000 millones de euros del gasto público, Bayrou ha adoptado unas cuentas que comportan una bajada de 34.400 millones, un tijeretazo inédito en la última década en Francia. Su objetivo es reducir el elevado déficit del 6,1% al 5,4% del PIB.

«Sois los responsables de los presupuestos más austeritarios del siglo XXI» en Francia, denunció en el hemiciclo la diputada insumisa Aurélie Trouvé, encargada de presentar la moción. La presidenta de la comisión de Asuntos Económicos criticó, asimismo, el aumento de los impuestos sobre los autónomos. Las cuentas también incluyen dos tasas especiales para las familias y las empresas más acaudaladas, aunque solo se aplicarán durante un año. Pese a la impopularidad de algunas de estas medidas, el riesgo de una inestabilidad crónica ha pesado más entre una parte significativa de los diputados de la oposición, mayoritarios en un muy fragmentado Parlamento.

Un balón de oxígeno para Macron

«A pesar de que este presupuesto es injusto, permite aplicar medidas esenciales», como un aumento de las inversiones militares, destacó el diputado ultraderechista Yoan Gillet. A diferencia del PS, que había anunciado el lunes que no respaldaría la censura, la Agrupación Nacional de Marine Le Pen mantuvo el suspense y no indicó hasta este miércoles que no apoyaba la moción. Aparte de criticar con dureza el texto presupuestario, el representante lepenista aprovechó su discurso para poner el dedo en la llaga de la división de la izquierda.

La estrategia de Bayrou de priorizar las negociaciones con los socialistas, en lugar de la ultraderecha como hizo Barnier, ha resultado todo un acierto para sus intereses. Ha logrado que el partido de la rosa se desmarque de sus socios insumisos, verdes y comunistas —estas cuatro formaciones compusieron la frágil coalición del Nuevo Frente Popular, que quedó primera en las últimas elecciones— a cambio de unas concesiones más bien escuetas: una mesa social entre sindicatos y la patronal sobre las pensiones y renunciar a la supresión de 4.000 puestos de profesores.

La dirección socialista ha reconocido con la boca pequeña la escasez de ese botín. Ha anunciado que impulsará la semana que viene otra moción de censura contra la política migratoria del Gobierno, con muy pocas opciones de fructificar. Una vez ha superado el examen presupuestario, el responsable del Ejecutivo tiene un horizonte más bien despejado, al menos hasta el próximo verano cuando el presidente, Emmanuel Macron, podrá convocar de nuevo unos comicios anticipados. Además de no perder su cargo a las primeras de cambio, Bayrou ha conseguido un balón de oxígeno para un debilitado jefe del Estado.

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