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La Unión Europea advirtió este domingo a Donald Trump que responderá «con firmeza» si aplica un aumento arancelario a los bienes que el bloque comunitario exporta a Estados Unidos. En un breve comunicado, Bruselas dijo «lamentar» las órdenes firmadas este fin de semana por el ... presidente republicano que implican una fuerte subida de los gravámenes a Canadá, México y China y que han despertado una profunda inquietud entre los productores y empresarios del mercado interior de América del Norte y de otros aliados internacionales.
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«La UE está firmemente convencida de que los bajos aranceles aduaneros promueven el crecimiento y la estabilidad económica» en un escenario global, asegura el mensaje de la Comisión. Aunque no desvela cuál sería su decisión en caso de sufrir un aumento impositivo «injusto» -como amenaza el líder republicano-, sí deja entrever que podría optar por la misma medida que han adoptado los gobiernos canadiense y mexicano: una reciprocidad que comprende el incremento de aranceles a los artículos estadounidenses; eso sí, realizado con la inteligencia que proporciona ser los rivales pequeños del conflicto.
El PIB de los dos vecinos del norte y del sur son, juntos, la séptima parte del que goza EE UU, de modo que jugársela a una actitud de resistencia a largo plazo no parece la mejor idea. Así, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que podrían reunirse en breve, apuestan por aplicar aranceles selectivos, especialmente sobre las importaciones estratégicas de la economía estadounidense y los productos fabricados en los Estados bastión del Partido Republicano en un intento de erosionar a Trump.
«Va a pegarse un tiro en el pie», advirtió este domingo el ministro de Economía mexicano, Marcel Ebrard, en línea con las críticas expresadas por el Partido Demócrata en casa. Y mientras la nueva Administración se muestra orgullosa de la política intransigente de su jefe -que ya le ha proporcionado un éxito en las deportaciones a Colombia-, algunos sectores conservadores son reticentes a que utilice la misma mano dura tanto con competidores como con aliados del país.
Según medios progresistas, en dos semanas el mandatario ha sustituido por sanciones la propensión de Joe Biden a convencer a terceros mediante la diplomacia o la concesión de ayudas y fondos. No obstante, todo eso parece importar poco en el entorno del presidente. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, fue ayer muy clara al ser interpelada por sus órdenes arancelarias: «Trump ha sido claro. Hay un nuevo sheriff en la ciudad».
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25% es el tipo máximo
de los aranceles aprobados a sus socios de América del Norte. Canadá y México también subirán las tasas a Estados Unidos.
Si los precios al consumo se disparan, naufragan las cadenas de suministro y se producen episodios de desabastecimiento en EE UU, los republicanos temen una ola de desafección y presión de los lobbies y grupos empresariales que les financian y han llevado a su líder a la Casa Blanca. Trump admitió este domingo que su plan puede causar «cierto dolor» a los ciudadanos, pero «valdrá la pena».
Desde Europa, el todavía canciller alemán, Olaf Scholz, rechazó cualquier limitación en el «intercambio global de bienes» porque «ha demostrado ser una gran historia de éxito que ha permitido la prosperidad para todos nosotros». Scholz destacó la fortaleza de la Unión, que tendría «sus propias opciones de actuación» si el Gobierno estadounidense le castiga con más gravámenes. Bruselas, según los analistas, podría incluso rebajar su rigurosidad ante China. Por su parte, la ministra británica del Interior, Yvette Cooper, calificó la política de Washington como un «impacto perjudicial» en la economía global.
Donald Trump firmó el sábado (madrugada de este domingo en España) los tres decretos que imponen fuertes aranceles a Canadá, México y China en su estrategia de forzar a estos países a tomar medidas contra la inmigración ilegal y el tráfico de drogas que recalan en Estados Unidos. Fabricantes y grandes grupos empresariales pronostican un seísmo en las tres grandes economías de la región. Los decretos establecen un gravamen del 25% a las importaciones canadienses y mexicanas, y de un 10% de las procedentes de China, cuyo Gobierno ha interpuesto una denuncia ante la Organización Mundial del Comercio.
Los aranceles entrarán en vigor a medianoche de mañana, y el miedo de los importadores es muy claro. Una gran cantidad de productos mexicanos y canadienses no pagan tasas en función de los acuerdos comerciales firmados entre los tres socios del bloque norteamericano. Precisamente, fue Trump durante su primer mandato hace cuatro años quien firmó estas exenciones. «Pasar de cero a un 25% es evidente que causará un efecto traumático», advierten los expertos. En el caso de China, muchas de sus exportaciones ya sufren fuertes aranceles, y a ellos se sumará el nuevo 10% durante esta semana entrante.
Justin Trudeau informó de que establecerá un impuesto especial del 25% a las importaciones de su vecino en dos fases durante las tres próximas semanas. La lista abarca desde comestibles, perfumes y calzado hasta ropa, equipos deportivos y muebles. Entre los primeros productos que Ottawa gravará figuran el zumo de naranja de Florida, el whisky de Tennessee y la mantequilla de cacahuete de Kentucky, todos ellos producidos en Estados republicanos.
Las patronales de EE UU ya han anunciado que el coste de los gravámenes se trasladará a los precios al consumo. Y advierten de un posible efecto devastador en las cadenas de producción de los artículos que se fabrican de manera simbiótica con México. Por ejemplo, los estadounidenses son los mayores consumidores de cerveza de este país. Sin embargo, ésta se elabora con la cebada cultivada en Montana, con lo que el beneficio multimillonario de esta bebida se comparte entre los dos países.
En Ciudad Juárez, el miedo se extiende entre los transportistas. El presidente de este gremio, Manuel Sotelo, recuerda que no es la primera vez que la frontera soporta las iras de Trump. En 2019, como respuesta a la creciente inmigración hacia Estados Unidos y la pasividad del Gobierno de López Obrador a sus requerimientos, el inquilino de la Casa Blanca decidió ralentizar los controles fronterizos ocasionando retrasos de hasta treinta horas a los camioneros. También amenazó con aumentar un 25% los aranceles.
«Yo no creo que vayamos a aguantar cinco días sin que México no acepte o que Trump no rectifique«, razona ahora Sotelo. A su juicio, América del Norte en su conjunto es »un bloque comercial que compite contra el mundo« y »ni México ni Estados Unidos aguantarán aumentos de tasas del 25%. Esto se tiene que resolver en días».
La resistencia, sin embargo, impera ahora en el Ejecutivo de Sheinbaum, quien ha manifestado que el país «no agachará la cabeza». Este lunes, la presidenta tiene previsto dar a conocer toda la lista de represalias a su vecino del norte, que en algunos casos serán arancelarias y «otras no». Cuenta con el apoyo de los diputados del Grupo Parlamentario de Morena, Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Partido del Trabajo (PT), que en un comunicado han denunciado la «retórica basada en narrativas falsas, invenciones y calumnias que hoy caracterizan al Gobierno de Estados Unidos».
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