El riesgo de afrontar tiempos inciertos desde la atalaya del adanismo nos lleva a pensar que la sensación de que el mundo se desmorona delante de nuestras narices es nueva e ignota para generaciones anteriores. Error.
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Ni Europa ni el mundo pasan por el momento ... más dulce de la Historia, pero el Viejo Continente y el globo las han visto de todos los colores no hace tanto y la prueba irrefutable de que han superado el trance es que estamos aquí para contarlo.
Qué habría pensado de ese empeño tan actual en poner en hora el reloj del fin del mundo Peter Fechter, berlinés de 18 años que ostenta el nada deseado título de primera víctima mortal en un intento de fuga del Berlín Oriental saltando el Muro, tragedia de la que hoy, 17 de agosto, se cumplen 60 años.
Peter, albañil, pronto se dio cuenta de que en el cara y cruz en el que los ganadores de la 2ª GM habían convertido cada mitad de la ciudad que le vio nacer le había tocado la parte nefasta.
Su amigo Helmut, de su misma edad y colega de paleta, y él estudiaron los movimientos de los guardias y se colaron en una fábrica abandonada cerca del hoy turístico Checkpoint Charlie. Como describe Helena Merriman en su imprescindible 'El túnel 29' (Salamandra, 2022), se descalzaron para no hacer ruido y saltaron por una ventana que daba al Muro. Lograron colarse por la primera alambrada, pero sonaron disparos de kalashnikov en su dirección. Los vopos (la policía del pueblo, curioso eufemismo para definir lo contrario de lo que era) tenían orden de tirar a matar. A Helmut las balas le sirvieron como acelerante –consiguió escapar saltando los dos metros y medio de tabique–, a Peter lo dejaron clavado en calcetines en el patio.
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Pese a ello, intentó trepar por la pared que le separaba de la libertad, pero fue inútil y se convirtió en blanco fácil para los guardias de la RDA, que le alcanzaron en la cadera. «Auxilio, ayúdenme», suplicó desangrándose en el suelo; pero al otro lado, agentes de la RFA y de EE UU sabían que un intento de socorrerle provocaría un incidente que podría desencadenar la 3ª GM.
Algo más de una hora duró la agonía de Peter. Un tiempo en el que la noticia corrió como la pólvora por el lado occidental, provocando la llegada de prensa internacional y de berlineses que les gritaban a los policías de ambos lados que hicieran algo por un chaval que yacía desangrado, lívido y en posición fetal. Cuando por fin los vopos se dignaron a bajar a por él, Peter ya era un cadáver, un guiñapo desmadejado en los brazos de un agente. Una instantánea –la de arriba– que dio la vuelta al mundo. Una historia que, diez años más tarde, inspiró 'Libre', canción de Nino Bravo compuesta por José Luis Armenteros y Pablo Herrero que en su primera estrofa dice: «Tiene casi veinte años y ya está/ Cansado de soñar/ Pero tras la frontera está su hogar/ Su mundo y su ciudad».
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