

Secciones
Servicios
Destacamos
Mikel Ayestaran
Enviado especial. Kiev
Lunes, 16 de mayo 2022, 00:17
Bucha retira de sus calles las marcas de la ocupación rusa. La calle Yablonska, bautizada como 'la avenida de los cuerpos' por todos los cadáveres ... que aparecieron allí tirados, recupera la vida y la vecina calle de la estación, cementerio de tanques y blindados, acaba de ser reasfaltada. En esta localidad situada a solo 20 kilómetros al norte de Kiev el Ejército ruso sufrió su primera gran emboscada de esta guerra. Los aviones no tripulados ucranianos les ganaron la partida a los carros de combate y Moscú se dio cuenta de que esto no iba a ser una marcha triunfal.
«Esa emboscada les volvió locos y por eso luego lo pagaron con los civiles, creemos que pueden ser más de 400 los muertos», indica el responsable municipal de Cultura, Sergei Vygovskyi, de 38 años, ocupado ahora en un proyecto de memoria histórica para que nadie olvide lo sucedido. Sergei camina por la calle de la estación junto a Ivan Bikoban, responsable del Museo Nacional de la Batalla de Kiev, y buscan entre los escombros de los edificios dañados los últimos restos de chatarra rusa.
«Nuestra exhibición recogía hasta ahora todo lo relacionado con la gran batalla que se libró por Kiev en la II Guerra Mundial, pero estaba claro que después de lo que hemos vivido desde el 24 de febrero había que ampliar la muestra para recoger también esta guerra lanzada por Rusia», señala el director mientras inspecciona la carga que lleva la furgoneta azul del museo.
La siguiente parada es un descampado a las afueras de Bucha que la municipalidad ha reconvertido en cementerio para los tanques y blindados rusos, y para los vehículos civiles que resultaron afectados por los combates. «En total retiramos una veintena de tanques y blindados de la calle de la estación, algunas partes nos servirán para el museo, el resto es chatarra», comenta Bikoban.
Los hierros retorcidos y chamuscados se amontonan en silencio. Las orugas, cañones, torretas, remolques… de estas máquinas de matar reciben ahora la visita de los vecinos de Bucha que regresan tras la ocupación, de cooperantes y de toda persona que tenga curiosidad por saber qué pasó aquí. «Todo esto es muy impactante y por eso, en las primeras semanas, recibimos tanta ayuda desde el exterior, pero hay que darse cuenta de que la guerra sigue, esto se alarga y seguimos teniendo mucha necesidad de comida, combustible y medicinas para los desplazados por los combates al sur y al este del país», recuerda el padre Vyaceslav Bystryckyi, que ha hecho un alto en su trabajo de distribución de ayuda para pasar por este cementerio.
La guerra sigue, aunque en el frente norte de la capital ya no hay combates. Los hubo, fueron muy duros, la capital temió durante semanas un ataque a gran escala y el Museo de la Batalla de Kiev quiere que eso quede muy presente en la memoria de los kievitas.
Cuando Rusia anunció su retirada de este frente para dar paso a «la segunda parte de la operación especial centrada en liberar el Dombás», aseguró que el movimiento hacia Kiev había sido una especie de maniobra de distracción para consolidar sus posiciones en el este. La magnitud de las pérdidas, sin embargo, apuntan a un asalto fracasado.
El cementerio de tanques de Bucha es solo un ejemplo del despliegue que hizo Moscú, pero para darse cuenta de la importancia de la operación hay que desplazarse hasta el corazón del bosque Klavdiivsky, entre Irpín, Bucha y Hostomel. En este enorme pinar el Ejército ruso estableció la mayor base del frente norte con más de 20 kilómetros cuadrados de trincheras, posiciones de artillería y centro logístico. Ucrania atacó esta base «el 27 de marzo a las 11 de la noche», recuerda Sasha, propietario de una casa de campo en las inmediaciones que ahora colabora en el desminado. «La noche se hizo de día y el suelo tembló como un terremoto, luego pasamos horas y horas escuchando explosiones porque aquí los rusos tenían todo un arsenal», apunta este vecino de una zona que ahora está totalmente calcinada y donde también trabaja el equipo del Museo de la Batalla de Kiev para la recogida de restos.
El misil ucraniano impactó en el almacén de municiones y la posición rusa saltó por los aires. Los árboles están destrozados y el suelo lleno de restos de municiones de todo tipo. En las trincheras quedan los restos de las latas de conserva de los soldados y un ejemplar del periódico militar ruso 'Estrella Roja', en el que el titular principal es una frase de Vladimir Putin que reza «lucharemos por el derecho de seguir siendo Rusia». Sasha lo recoge y se lo entrega a los responsables del museo donde espera que la muestra refleje que «Ucrania está siendo un cementerio para los rusos».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.