Los conservadores refuerzan su control del Parlamento iraní en unas elecciones sin sorpresa

Pese a la insistencia por parte del jefe de Estado, el ayatolá Alí Jamenei, y el presidente EbrahimRaisi, en la necesidad de una gran participación, estas elecciones han sido, según los datos de IRNA, la más baja en los 45 años de República Islámica. Aunque las encuestas auguraban un gran descalabro donde tan solo el 30% de la población iraní acudía a votar, finalmente fue el 41%, dato inferior a las anteriores legislativas que tuvieron la pandemia de por medio(42,5%). Las autoridades oficiales no han hecho públicos los datos oficiales, pero el descontento popular se ha hecho notar.

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Las autoridades celebraron su victoria como un éxito, ignorando así la baja participación. Entre ellos, el presidente de Irán, quien renovó su puesto en la Asamblea de Expertos, que se elige cada ocho años, con un 82% del voto en la provincia de Jorasán de Sur, lugar donde solo competía contra otro rival. «Esta presencia, llena de pasión y comprensión, fue otro golpe para los ostinados oponentes de Irán después del golpe histórico que recibieron en los disturbios del año pasado», afirmó.

Estas elecciones llegaron dominadas por el descontento popular por la mala situación económica que atraviesa el país y por la represión de las protestas desatadas en 2022 por la muerte de Amini tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico. A esta tensión se le suma que en la supuesta democracia en la que se basaban estas elecciones, no han podido participar los expresidentes Hasán Rohani y Mohamad Hatamí.