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M. A. Alfonso y M. Pérez
Domingo, 15 de septiembre 2024
El Gobierno español rechaza «rotundamente» cualquier insinuación de que hubiera participado en una conspiración para desestabilizar Venezuela y derrocar a su presidente, Nicolás Maduro. Fuentes del Ministerio de Exteriores han manifestado este domingo que el Ejecutivo solo desea una «solucion pacífica y democrática» al conflicto ... venezolano y desmentido todas las acusaciones del régimen chavista. Su ministro del Interior, Diosdado Cabello, declaró este sábado que España «está metida hasta el cuello» en el supuesto y confuso compló denunciado por su departamento para ejecutar un golpe de Estado contra Maduro..
La cancillería ha negado asimismo que los dos bilbaínos detenidos, José María Basoa y Andrés Martínez Adasme, tengan relación alguna con el Centro Nacional de Inteligencia, según la misma acusación formulada por Cabello. Los dos podrían haber sido arrestados a principios de mes en la localidad fronteriza de Puerto Ayacucho y ahora estarían en Caracas junto a otros tres ciudadanos extranjeros y varios venezolanos aprehendidos en la misma operación.
«Cualquier afirmación de la participación de Estados Unidos en un complot para derrocar a Maduro es categóricamente falsa». La Casa Blanca también ha desmentido con esta declaración las denuncias del chavismo sobre su implicación en la presunta conspiración. No es algo nuevo en el comportamiento del régimen, que ha atribuido a EE UU el papel de instigador en muchas de las manifestaciones celebradas el pasado agosto en contra de la cuasi-autoproclamada victoria electoral de Nicolás Maduro.
Allegados de los dos ciudadanos vascos desmintieron a este periódico en la noche del sábado que tuvieran algo que ver con una trama política y explicaron que ambos se encontrabana desde agosto de vacaciones en Sudamérica. Las inconsistencias sobre el caso son numerosas. La teoría de que José María Basua y Andrés Martínez Adasme han terminado envueltos en una extraña serie de imputaciones del Ejecutivo bolivariano acumula cada vez más indicios. Aparte de los desmentidos estadounidense y español (tanto por parte del Ministerio de Exteriores como del Centro Nacional de Inteligencia, que ha rechazado que fueran agentes a su servicio), también las autoridades colombianas les ha calificado como dos simples «turistas» de visita en una de las zonas más bellas de la Amazonía.
Basua y Adasme visitaron la localidad fronteriza de Inírida, probablemente atraídos como otros miles de extranjeros por su belleza selvática, y a su regreso a la ciudad venezolana de Puerto Ayacucho, en el suroeste del país, es cuando previsiblemente resultaron detenidos por la Policía bolivariana. El arresto se habría producido el pasado día 2 de septiembre, ya que a partir de entonces se volvieron ilocalizables. Según el relato del ministro venezolano, estaban tomando fotografías a determinadas instalaciones del aeropuerto e interesándose por cómo podían «conseguir explosivos», aspectos tajantemente rechazados por sus familias.
Puerto Inírida está situado en plena Amazonía. No existe un turismo de masas, pero sí es un destino de peregrinaje y encuentro para amantes de la naturaleza y, singularmente, de la ornitología. El territorio está cuajado de rutas senderistas y conserva miles de kilómetros cuadrados de parques naturales. Los dos jóvenes bilbaínos llegaron y partieron de allí en una embarcación de uso regular. La ausencia de carreteras se suple con lanchas y avionetas.
Puerto Ayacucho está situado al otro lado de la frontera, a la orilla del Orinoco. La relación entre los dos municipios es estrecha, hasta el punto de que muchos vecinos de Inídira cruzan el río para comerciar o visitar los centros médicos venezolanos. Durante la represión desatada por el Gobierno de Maduro para sofocar las protestas contra el pucherazo electoral, las fuerzas de seguridad detuvieron este agosto en Puerto Ayacucho al abogado defensor de derechos humanos Henry Alexander Gómez y otras personas.
Las declaraciones difundidas en las últimas horas por la Casa Blanca señalan que Washington «continúa apoyando una solución democrática a la crisis política en Venezuela». y confirman la detención de tres compatriotas en la operación de las fuerzas de seguridad bolivarianas. Según Cabello, uno de ellos es un exmarine que estaba al frente de la supuesta conspiración. El ministro también implica a la CIA y al FBI.
La crisis diplomática entre España y Venezuela escala en gravedad cuando parecía que el Gobierno de Nicolás Maduro trataba de orillar el desencuentro para defender sus intereses comerciales. El ministro del Interior, Diosdado Cabello, anunció ayer la detención de los dos ciudadanos españoles –ambos de Bilbao– a los que señaló como agentes del Centro Nacional de Inteligencia y les acusó de estar vinculados a un supuesto plan para «desestabilizar el país» e intentar asesinar a figuras relevantes del régimen. Cabello mostró un voluminoso arsenal de 400 rifles y pistolas que, en su opinión, iba a ser utilizado por los conspiradores. Aseguró que todo este material y su correspondiente munición procedían de Estados Unidos e insinuó que el FBI pudo hacer la vista gorda para que salieran en avión desde Miami.
Entre los supuestos objetivos habría una alcaldesa estrechamente vinculada al chavismo, pero también el propio presidente y la vicepresidenta y ministra del Petróleo, Delcy Rodríguez, según la versión del régimen. Desde que comenzaron las manifestaciones ciudadanas contra el presunto fraude en las elecciones de finales de julio, han sido frecuentes las ocasiones en las que el Gobierno de Maduro ha denunciado «actos de terrorismo» e intentos golpistas, que es como califica habitualmente las protestas civiles en su contra.
Los allegados de los españoles han rechazado taxativamente las imputaciones del régimen e insistido en que los dos jóvenes –uno de los cuales sigue residiendo en Bilbao y el otro en el extranjero– se encontraban en el país sudamericano de vacaciones. De hecho, sus familiares les perdieron la pista el 2 de septiembre cuando viajaban de Colombia hacia Venezuela –en el tránsito entre Inídira y Puerto Ayacucho– y posteriormente, ya alarmados, denunciaron su desaparición ante la Ertzaintza y en un medio digital venezolano. La Policía vasca realizó gestiones y confirmó que ambos estaban detenidos en Venezuela, según informó el propio Departamento de Seguridad a las familias.
El chavismo les acusa de formar parte de un plan encabezado por la CIA estadounidense para conformar en el interior de Venezuela «un grupo de mercenarios» con el propósito de «causar el caos», sembrar la «desestabilización» y finalmente promover un «golpe de Estado» contra el régimen chavista. También les acusa de intentar un ataque de falsa bandera contra la Embajada de Argentina en Caracas, donde se encuentran asilados varios opositores. Según el ministro, el plan consistía en lanzar una granada contra la legación diplomática y responsabilizar del ataque al Gobierno de Maduro.
No en vano, durante los momentos álgidos de las protestas posteriores a las elecciones celebradas a finales de julio –y sobre las que pesan graves irregularidades y acusaciones de pucherazo–, agentes de la Seguridad venezolana rodearon la embajada e incluso el Ejecutivo le cortó el suministro eléctrico en un intento de forzar la salida de los dirigentes opositores, refugiados allí para evitar su detención.
Cabello, además, señaló directamente a la ministra de Defensa de España, Margarita Robles, que el jueves por la noche dinamitó la estrategia de contención del Gobierno al calificar de «dictadura» a Venezuela. Una cruda descripción que, pese a que no responde a la postura oficial de La Moncloa, fue respondida por parte del chavismo con la llamada a consultas de su embajadora en Madrid. «Con razón a la señora ministra de Defensa de España le dio un ataque de ira contra Venezuela en un acto de bautizo de un libro», afirmó Cabello, antes de acusar a Robles, de cuyo departamento depende el CNI, de «promover la captación de terroristas» para que vayan «como mercenarios» al país latinoamericano.
La Embajada española en Caracas, por su parte, envió una nota verbal al Gobierno de Maduro pidiendo el acceso a los detenidos, con el fin de verificar sus identidades y su nacionalidad y conocer de qué se les acusa exactamente. La legación trata de que puedan recibir toda la asistencia necesaria. «La Embajada velará en todo momento por la protección y los derechos de cualquier español detenido en Venezuela», explicaron fuentes diplomáticas.
En su perfil de Linkendin consta que Basoa y Martínez tienen 35 y 32 años, respectivamente. El primero asegura que es un «técnico superior en instalación, reparación y mantenimiento de instalaciones de gas, calefacción, fontanería y clima» con experiencia en España y Alemania.
Con estas detenciones, Maduro reta al Gobierno de Pedro Sánchez días antes de que la Asamblea Nacional venezolana debata sobre la relación con España. La larga rueda de prensa de Diosdado Cabello, celebrada en la sede del Ministerio de Régimen Interior en Caracas, se convirtió anoche en el relato de un entramado conspirativo en el que figuró no solo el CNI, sino también la CIA, el FBI, un ciudadano checo cuya misión consistiría en crear grupos mercenarios, líderes de la oposición de segundo nivel arrestados en las manifestaciones de agosto contra el fraude electoral e incluso «grupos religiosos».
El ministro señaló que entre todos los implicados en el compló figuran además individuos vinculados al confuso intento de magnicidio contra Maduro en 2018; un ataque con drones durante el desfile militar del 4 de agosto en Caracás en el que el presidente resultó ileso. Uno de los aparatos estalló a cierta distancia de la tarima donde él se encontraba y el segundo lo hizo en una avenida cercana. Fueron detenidas 34 personas y 14 de ellas terminaron imputadas. Estados Unidos no descartó que se tratara de «un pretexto establecido por el propio régimen».
Aparte de los dos bilbaínos y el ciudadano checo, también hay varios arrestados venezolanos y tres estadounidenses: Wilbert Josep Castañeda, «militar activo» y «jefe» de la presunta operación, Estrella David y Aaron Barren Logan, según 'El Nacional'. Cabello desveló que algunas capturas se realizaron en casas particulares donde la Policía, en sus registros, encontró «grupos de doce, trece o catorce armas».
El ministro aseguró que en este plan tenían parte activa los reclusos de varios penales, a los que se habían prometido armas y explosivos para provocar motines, «Estados Unidos sabe ejecutar operaciones de desestabilización», apostilló.
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