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En Castilla y León hay actualmente 565 cooperativas agroganaderas con un volumen de facturación conjunto de más de 2.300 millones de euros. Roncero Sociedad Cooperativa, dedicada a la producción de leche de vacuno, es una de las entidades que conforman el cooperativismo de Castilla y León.
Asentada en la localidad zamorana de Peleas de Abajo, en la comarca de Tierra del Vino, es una cooperativa familiar constituida en el año 2004 por cinco socios, todos ellos de la familia Roncero Molina y con Félix Roncero Garrote a la cabeza.
Este zamorano se dedica a la ganadería desde los 19 años, cuando puso en marcha su primera granja. En 1985 creó, junto a un grupo de amigos, una cooperativa ganadera que estuvo en funcionamiento durante veinte años en Arcenillas, otra localidad de la Tierra del Vino zamorana. Ahora sus socios son sus hijos y su mujer: Salvador, Alberto, Dani y Marga, quienes decidieron crear una cooperativa de ganado vacuno, con unas instalaciones modernas que producen 10.500 litros de leche al día y que dan trabajo a Félix, Alberto, Daniel y a seis empleados más.
Alberto Roncero Molina, secretario de la cooperativa, explica que la filosofía de la entidad es que son ganaderos, pero también personas, con vida privada, turnos, descansos de fin de semana, vacaciones o la posibilidad de cubrir una baja en caso de enfermedad. Fue esta forma de vida, menos esclava que la de un ganadero que trabaja en solitario o en una granja de menores dimensiones, lo que dio el empujón a estos jóvenes para seguir la senda de su padre. Aunque no es la única ventaja, ya que, además de mejores condiciones, logran una mayor eficiencia y una reduccion de los costes de producción.
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Ordeñan 330 animales y la explotación, en la que han ido automatizando diferentes procesos, cuenta con 550 vacas de raza frisona holstein. «Intentamos reducir el trabajo manual al mínimo para buscar ser eficientes, trabajar a gusto y que la ganadería no sea un trabajo tan duro y esclavo», explica Alberto, satisfecho por los resultados obtenidos hasta el momento. El estado de alarma no ha frenado los ordeños ni la alimentación diaria de los animales. También ha continuado el proceso natural de la vida, con el nacimiento de nuevos terneros.
Aunque es época de incertidumbre, la pandemia no ha afectado a la recogida de la leche de esta cooperativa, ni los socios temen por su futuro. «Por suerte, nuestro producto se valora cada vez más. Siempre surge la incertidumbre, pero hay que intentar quedarse con la parte positiva y esperamos que esto haga ver a la gente que el sector primario es fundamental y que lo tenemos que tener bien regulado, controlado y protegido y no dejarnos a la libertad del libre mercado», defiende Alberto Roncero sobre un sector que denomina como generador de empleo, de inversiones y riqueza, además de ser fundamental para vertebrar y dar vida al medio rural. «Si no estuviera el sector primario, ¿qué quedaría en el medio rural más que yermo, desierto y campos perdidos?», se pregunta.
Convencido de la calidad de la leche que producen y de que es el alimento «más completo y barato que existe», el objetivo que se plantea es el de seguir creciendo. Ve futuro en el sector, siempre con la base de «seguir creciendo con calidad y produciendo alimentos de primera categoría, que es lo que hacemos».
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