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Carlos y Raúl Baeza en una de las granjas de porcino de Vallelado. Gabriel Villamil
Carlos Baeza: «El sector agropecuario siempre ha estado, está y estará al pie del cañón»

Carlos Baeza: «El sector agropecuario siempre ha estado, está y estará al pie del cañón»

Mantiene junto a sus hermanos varias granjas de porcino. 55 años. Vallelado (Valladolid)

Viernes, 15 de mayo 2020, 10:04

Carlos Baeza Fraile es un expelotari valleladense, gerente de la sociedad limitada ganadera Granjas Baeza Fraile de la que es copropietario junto a sus hermanos Raúl, César y Olga. En esta sociedad están integradas además de las explotaciones avícolas de gallinas ponedoras que poseen en las localidades vallisoletanas de Vallelado y Pedrajas de San Esteban, las de porcino en las de Vallelado y Olombrada. Una empresa familiar impulsada en su día por su padre, el también expelotari Luis Baeza González, fallecido hace algo más de cuatro años. En Granjas Baeza Fraile, además de sus cuatro vástagos, trabajan otras seis personas.

La plantilla está formada por empleados con muchos años de antigüedad en la compañía. Son casi de la familia. Y tanto propietarios como trabajadores son conscientes de que el sector agropecuario no solo es necesario para el abastecimiento humano sino que además es factor fundamental para mantener vivos los pueblos de la denominada 'España vaciada'. Y no han cesado su actividad laboral y su compromiso para con la empresa. «Unos días más tranquilos y otros menos por las noticias sobre el número de personas infectadas, contagiadas y fallecidas, lejos de cualquier calificación de heroicidad, siempre tomando todas las precauciones y medidas de seguridad posibles», señala Carlos Baeza.

Acostumbrado a lidiar con pandemias animales desde que acabó sus estudios y se puso a trabajar en la empresa, como la denominada peste porcina africana detectada en España a mediados de los años 50 del siglo pasado, que causó la prohibición de exportar animales vivos y productos porcinos hasta 1995 o la conocida como gripe aviar de los primeros años del presente siglo XXI, Carlos Baeza asegura que ni en el peor de sus sueños había imaginado llegar a conocer una pandemia humana como la causada por este nuevo coronavirus covid-19. «Siempre había oído hablar de epidemias como la gripe española de 1918, o más recientemente de la neumonía asiática y el ébola que hace unos años nos puso en jaque. Pero como esto, nada».

«Somos esenciales»

Una pandemia que no ha entrado ni en su hogar, ni en del de su familia ni en las de sus trabajadores, pero que no deja de preocuparle. «El temor a que alguno podamos contagiarnos con las consecuencias que pudiera acarrear está ahí, día a día, y más cuando no hemos dejado de movernos de una explotación a otra. Primero, porque somos esenciales, en segundo lugar porque los animales necesitan seguir atendidos, ya que están destinados a la alimentación de las personas. Y tercero, porque nuestros lugares de residencia están en puntos diferentes como Vallelado, Íscar, Cuéllar…, narra Baeza.

Y aunque en el orden de preocupaciones primero están las personas, no cabe duda que la incidencia de esta pandemia en el sector ganadero también se hace hueco en su lista. «En el sector porcino en España estábamos viviendo un momento bastante dulce. No voy a decir que con excesivas ganancias, pero sí con beneficio suficiente para poder seguir invirtiendo debido a la reactivación del mercado y del consumo nacional. Y sobre todo, desde que en 1995 se levantara la prohibición de exportar tanto animales como productos, teniendo China y otras economías mundiales emergentes como grandes destinarios, que con el cierre de fronteras decretado por la covid-19 se ha resentido y no se sabe cómo nos afectará a medio y largo plazo».

Apoyos públicos

Ante un futuro que Carlos Baeza no quiere calificar como incierto y, sin pecar de victimista, tampoco demasiado seguro, considera que desde las administraciones «no deberían escatimar esfuerzos por ayudar más al sector agropecuario, que siempre ha estado, está y estará al pie del cañón pese a las dificultades para asegurar el abastecimiento alimentario de la población», dice. Y este apoyo debería centrarse en algunos subsectores, como el del porcino y el de la producción de cochinillo, destinada sobre todo a la hostelería y la restauración y que sufre así más las consecuencias de esta pandemia.

«El sector estará al pie del cañón para asegurar el abastecimiento»

Las explotaciones porcinas de acuerdo a sus características se clasifican en grupos y subgrupos por su orientación zootécnica (ganaderías de selección, de multiplicación, de producción y aprovechamientos de montaneras) por su capacidad productiva (explotaciones industriales, familiares, de autoconsumo y especiales) y régimen de explotación (extensivas, intensivas, mixtas y comunales).

La explotación porcina de los hermanos Baeza Fraile, que mueve anualmente algo más de 22.000 animales, se engloba dentro del subgrupo de ganaderías de producción, es decir, aquellas cuya actividad se limita a la cría de animales con destino a su cebo en la propia explotación o para su venta a cebaderos. Más concretamente, de las denominas de ciclo cerrado donde todo el proceso productivo (cría, recría y cebo) tiene lugar en una misma explotación y mediante el uso únicamente de la producción propia a partir de las 750 madres que posee.

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