Patricia González
Viernes, 15 de mayo 2020, 10:05
Es unenamorado del campo.De sus múltiples sacrificiosy desvelos, pero sobre todo de sus recompensas. Recompensas que a pesar de ser «algo escasas por los múltiples problemas que sufrimos desde hace tiempo», como asegura el abulense Juan Carlos Romo, son el mejor de los regalo que se puede obtener.
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Al igual que el resto de los 16.400 agricultores de regadío que en la actualidad producen diversos cultivos en la comunidad, Romo trabaja de sol a sol, en soledad, mirando al cielo y pendiente todos los días de los posibles robos en el campo, de los precios del combustible y de la incertidumbre que genera el desconocer si recuperaras el capital invertido con la cosecha de la próxima campaña de remolacha. «El campo es lo que más feliz me hace en esta vida», asegura este labrador de Palacios de Goda, que tiene muy claro que quiere que su hijo continúe con la tradición familiar «y se quede en el medio rural trabajando las tierras ya que hay que luchar por lo nuestro y por nuestro campo que en esta crisis ha demostrado con somos uno de los motores principales ya que si el campo se para, se paran las ciudades».
Al ser un sector esencial, los agricultores regresaron al campo para producir muchos de los alimentos frescos que los ciudadanos han encontrado durante todo el estado de alarma en las diferentes góndolas de los supermercados. «Esta siendo complicado trabajar y, al igual que el resto de la población, tenemos miedo de contagiarnos de coronavirus», comenta Romo, que añade: «En estos momentos tenemos incertidumbre ya que muchos de los contratos que teníamos firmados no sabemos si se mantendrán o descenderán como sucedeen el caso de las patatas».
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Aparte de este cultivo, en el aire también estarían otros que produce romo como son los cereales o la remolacha. «Tenemos mucha incertidumbre ya que el consumo ha descendido a pesar de que al inicio de la cuarentena se disparó. Pero ahora los precios están muy ajustados y por ejemplo no sabemos si nos mantendrán los 42 euros por tonelada en la campaña de remolacha». Las subidas y bajadas de precios de manera aleatoria fueron uno de los motivos que hizo que los agricultores salieran a las calles antes de la covid-19. Ahora, después del gran esfuerzo que han realizado durante estos meses de confinamiento, reclaman una regularización de precios ya que «deberían hacer lo mismo que con las mascarillas, es decir fijar un precio».
Mientras llega el momento de recoger la cosecha –«este año creo que será buena ya que no hemos tenido problemas de sequía»– este agricultor sigue trabajando en sus tierras y pensando en su futuro, futuro en el que «las preocupaciones habituales han pasado a un segundo plano ya que lo importante ahora mismo es que el mayor número de personas se salven y no pierdan la vida por el coronavirus».
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