Apostar por la economía verde para reactivar la economía y el empleo

La crisis global generada por el coronavirus ha abierto el debate y ha alcanzado consenso sobre la necesidad de impulsar medidas urgentes de estímulo para una recuperación social y económica en sectores de futuro con los que contribuir a la creación de sociedades más sostenibles, modernas y competitivas. Para ello, será necesario el apoyo a modelos empresariales más resilientes para fortalecer el tejido económico e incentivos a actividades innovadoras con baja emisión de carbono.

En este contexto, la electrificación en base a tecnologías verdes y redes inteligentes está llamada a convertirse en uno de los motores que reactivará nuestra industria y creará empleo.

Para dinamizar esta apuesta ya contamos con hojas de ruta necesarias a nivel nacional y europeo: el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y el Pacto Verde Europeo. El primero de ellos concreta una batería de medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, promover la penetración de energías renovables e impulsar la eficiencia energética, maximizando las oportunidades y beneficios para la economía, el empleo, la salud y el medio ambiente. Con el segundo, contamos con la oportunidad de sentar las bases del progreso de nuestras comunidades y países en torno a principios verdes.

Sentadas las bases, es el momento de acelerar su implementación para producir un efecto inmediato en el crecimiento económico y el empleo, aumentando la competitividad, disminuyendo nuestra dependencia energética del exterior, mejorando la balanza de pagos y reduciendo nuestras emisiones de gases nocivos. Todo ello, además, sin poner presión en las cuentas públicas.

En esta carrera debemos de contar con ambición y audacia, como la que ha mostrado la Comisión Europea recientemente al elevar el objetivo de reducción de emisiones para 2030 hasta, al menos, un 55%. Una carrera en la que España está especialmente bien posicionada, después de haber desarrollado en las últimas décadas una sólida industria nacional de bienes de equipo, con la que ha desplegado proyectos renovables, redes inteligentes y productos y servicios energéticos para responder a un nuevo modelo energético, referentes en la actualidad en Europa y los mercados internacionales.

El mundo postcoronavirus que nos toca construir a todos representa una gran oportunidad para generar ecosistemas limpios, pero brillará más si aprovechamos las fortalezas de nuestro entorno y comunidades. Para ello, necesitamos impulsar una estructura empresarial óptima, generando una masa crítica para garantizar que las inversiones y el empleo puedan quedarse en el país.

En una futura economía descarbonizada a través de la electrificación, el coste del suministro energético en España será inferior al de otros países europeos, mejorando no sólo el medio ambiente, sino también nuestra competitividad económica. Contamos con recursos naturales para generar energía como el viento y el sol. Las tecnologías renovables son competitivas y el país dispone de un tejido industrial puntero en diversas actividades. Pero, además, empresas energéticas españolas, entre las que se encuentra Iberdrola, han dado un paso al frente para responder a este nuevo paradigma y han acelerado inversiones para contribuir a reactivar la economía y el empleo, por su enorme efecto tractor.

En marzo, inmersos en un estado de alarma sin precedentes, tomábamos la decisión de acelerar nuestras inversiones hasta 10.000 millones de euros este año –duplicando las realizadas en años anteriores– con las que movilizaremos no solo nuevos proyectos sino también la actividad industrial de nuestros proveedores, la innovación en energía limpia, redes eléctricas cada vez más inteligentes y fiables y sistemas de almacenamiento eficientes. Inversiones que se suman a los pedidos realizados a proveedores por valor de 7.000 millones de euros en todo el mundo, a los que se les ha proporcionado visibilidad para contribuir a mantener los 400.000 puestos de trabajo que genera nuestra actividad globalmente. De este importe, alrededor de 1.000 millones de euros han ido a destinados a empresas españolas.

En Castilla y León, la apuesta de Iberdrola se ha concretado en la puesta en marcha en los próximos años de más de 1.800 MW en proyectos renovables -eólicos y fotovoltaicos-, para los que destinaremos inversiones de más de 1.300 millones de euros. Este volumen de recursos dinamizará el tejido industrial y generará y fijará empleo en entornos y comarcas víctimas de la despoblación.

En la actualidad, mantenemos en construcción y tramitación más de 650 MW renovables en proyectos eólicos y fotovoltaicos y estamos inmersos en la ejecución de un proyecto eólico muy especial, el complejo Herrera, que estará integrado por los aerogeneradores de mayor potencia instalados hasta ahora en nuestro país. A éste se le suman otros proyectos eólicos, como los de Buniel y Valdemoro, que hacen de sus 164 MW de potencia uno de los mayores de la compañía y del país, y nuestras primeras instalaciones fotovoltaicas en la región, que sumarán más de 400 MW.

La electrificación está llamada a convertirse en palanca de la reactivación de la economía y el empleo y ofrecerá oportunidades de desarrollo para empresas proveedoras locales. En la región, realizamos compras anuales por valor de 150 millones de euros a más de 700 compañías castellanas y leonesas, que permiten la generación de 265 empleos al año. Esta colaboración ha permitido avanzar en la configuración de un nuevo tejido industrial, que participa en la construcción de proyectos renovables, el despliegue y mantenimiento de redes eléctricas y trabajos de consultoría medioambiental.

En Castilla y León, Iberdrola lidera desde hace más de 15 años la promoción de renovables, donde opera ya más de 5.100 MW eólicos e hidráulicos, que la convierten en la región con más potencia 'verde' instalada por la compañía.

Nuestra trayectoria en el desarrollo de energías renovables en los últimos veinte años -que nos ha convertido en líderes regionales, nacionales y globales, el efecto tractor de nuestras actividades, el conocimiento local de los territorios en los que operamos y nuestra contribución en las comunidades en las que trabajamos, nos permiten aportar valor con las mejores propuestas de recuperación verde para contribuir a configurar una sociedad de futuro para empresas, emprendedores y ciudadanos castellanos y leoneses.

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