Muchos pensamos que es imprescindible la creación y promoción, en la Unión, de una marca de calidad de nuestros productos. Debe ser una realidad pronto, para que todos aprendamos a valorar la calidad de nuestras producciones
Félix moracho
Domingo, 13 de septiembre 2020, 18:10
En los últimos años y, más recientemente, en los tiempos de la pandemia que venimos sufriendo, las empresas exportadoras desde España hacia la Unión Europea estamos observando una tendencia creciente a poner en valor en los mercados de destino los productos locales, regionales o nacionales de los mismos, frente a los que vienen desde otros países de la Unión.
Esta preferencia es debida a diferentes motivos, que hacen referencia al menor impacto sobre el clima y el medio ambiente de los productos locales, a la menor dependencia de las producciones de otros países, a asegurar el abastecimiento de sus mercados en épocas de crisis, a apoyar la economía del país, etc.
Parecería como si la globalización se estuviera frenando. Y si bien es cierto que ha tenido efectos indeseables, como la deslocalización de producciones, el desmantelamiento de sectores productivos, la creación de una mayor dependencia del exterior, etc.; no es menos cierto que el crecimiento del comercio mundial en los últimos 20 años ha originado una gran prosperidad en muchos países, entre otros el nuestro.
En el último decenio, en España, y también en Castilla y León, se ha producido un aumento significativo del número de empresas exportadoras de alimentos y también del volumen y valor de las mercancías exportadas. Todo ello ha tenido un impacto muy positivo en nuestra salida de la crisis de 2008 y en el crecimiento de nuestra economía y saneamiento de nuestra balanza de pagos.
Pero, ¿qué va a pasar a partir de ahora? ¿Se detendrán las exportaciones hacia Europa, en favor de los productos locales de los países de destino? ¿Se potenciarán en gran medida las producciones locales? ¿Avanzamos hacia un sistema de mayor autoabastecimiento?
El futuro nos irá resolviendo estas cuestiones, pero yo quiero creer que no. Si bien es cierto que se produce un resurgimiento de lo local, considero que estas producciones van a convivir con el producto de otros países de la UE y también de fuera de ella, en cuanto que no haya bastante oferta europea, manteniendo el buen nivel de nuestras exportaciones. Esto es lo que se percibe a día de hoy.
Europa representa, hoy en día, la vanguardia mundial en producción alimentaria, tanto por la calidad y seguridad de sus productos, como por la sostenibilidad medioambiental, económica y social de sus procesos.
Fuera de Europa, nuestros productos son un referente de primer nivel en calidad y seguridad. Sin embargo, a veces, los consumidores europeos perdemos de vista el valor de las cosas, el valor de nuestro trabajo y excelencia, y pensamos que en otros países fuera de la Unión se trabaja con las mismas normas y exigencias, pero no es así.
El Pacto Verde europeo, suscrito por la Comisión, recoge el compromiso de los países de la UE, para ser climáticamente neutros en el año 2050. En dicho documento se acuerda el compromiso europeo de fomentar el crecimiento sostenible de las producciones agroalimentarias europeas.
La Estrategia de la Granja a la Mesa, de reciente aparición, propone adecuar los sistemas alimentarios europeos para que sean mucho más sostenibles y evolucionen en sintonía con los compromisos del Pacto Verde.
Este cambio, hacia una sostenibilidad mucho más exigente que la actual, va a suponer un gran esfuerzo para todos los escalones de la cadena alimentaria y en especial para los productores primarios, agricultores y ganaderos, aunque también supondrá un gran esfuerzo de adaptación para la industria agroalimentaria.
Con todos estos aspectos, los consumidores no debemos olvidar y ser consecuentes a la hora de elegir los productos que vamos a consumir. No podemos exigir unos estándares de calidad muy altos y por tanto precios superiores a los productos europeos y a la hora de la verdad elegir productos de fuera de la Unión, que ofrecen menos garantías y menos calidad, porque están sometidos a normativas menos exigentes en su obtención, pero que tienen con frecuencia un precio inferior. Debemos tener en cuenta que cuando elegimos un producto europeo estamos contribuyendo a mejorar el futuro de las generaciones venideras.
«Consumir calidad europea, sea cual sea su origen dentro de la Unión, equivale a consumir de manera sostenible, con responsabilidad y valorando el esfuerzo de los productores de toda Europa»
félix moracho
Cada vez es mayor el número de especialistas del sector que consideran necesario promocionar la producción europea, dentro y fuera de nuestras fronteras. Promocionar la producción europea, en su conjunto, no se contrapone con la defensa del producto local o de proximidad. Al contrario, es compatible poner en valor las producciones locales, pero también considerando a toda la producción europea como nuestro producto, como un producto local en sentido más amplio.
Consumir calidad europea, sea cual sea su origen dentro de la Unión, equivale a consumir de manera sostenible, con responsabilidad y valorando nuestro propio esfuerzo, el esfuerzo de los productores de toda Europa.
Las autoridades europeas, con la Comisión a la cabeza, deben asumir esta necesidad de crear una marca de calidad europea, ALIMENTOS CALIDAD EUROPA, porque también será una forma de construir Europa, y además deberán poner los recursos necesario, financieros, técnicos, materiales y humanos para que los afectados podamos dar respuesta a las demandas sociales y avanzar en este sentido.
Muchos pensamos que es imprescindible la creación y promoción, dentro de la Unión, de una marca de calidad de nuestros productos. Este sello de Calidad debe ser una realidad en los próximos años, para que todos tomemos conciencia social y aprendamos a valorar la calidad de nuestras producciones.
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