La vida privada del Rey Carlos III y Lady Di sigue en venta
Una sincera carta del actual monarca británico ha sido vendida por 1.762 euros cuatro meses después de la muerte de la princesa Diana
El Norte
Lunes, 19 de agosto 2024, 10:37
El mundo de las subastas está descubriendo los sentimientos de la Familia Real Británica. Si primero fue la subasta por más de 60.000 euros de una colección de misivas manuscritas de Diana a su querida ama de llaves, Violet Collison, ahora se han pagado 1.762 euros por una carta del Rey Carlos III cuatro meses después de la muerte de la princesa.
En aquel momento, el actual monarca británico estaba triste y desconsolado. Y así lo demuestra esa carta, según índica 'Vanitatis' y recoge ABC, que iba acompañada del sobre de envío original para el que se recibieron instrucciones de entregar en mano. La misiva iba dirigida a un hombre que acababa de enterrar a su mujer, Peter Houghton, y más que servir de aliento, terminó siendo el mayor desahogo del Rey por la pérdida de su gran amor.
Abre su corazón
En la carta, fechada el 8 de diciembre de 1997, y firmada como «Charles», el monarca se abre por completo a lo largo de tres páginas por ambas caras. Mostrando su cara más humana y desesperada y casi rozando la reflexión filosófica, Carlos III comienza comunicándole a su amigo su preocupación por la situación que atraviesa debido al fallecimiento de su esposa. «He estado pensando mucho en ti ayer y hoy, sabiendo lo profundamente afectado que estarás por la trágica noticia de ayer sobre la querida Liz. Mi corazón sangra por ti», se expresaba dolorido.
El Rey también atravesaba un duelo similar y no duda en intentar consolar al destinatario de sus palabras. «Todos los que os conocemos —y os apreciamos tanto— hemos sentido la agonía de una forma mucho menor, por supuesto, pero hemos anhelado agitar una varita mágica para transformar la situación», escribe anteponiendo el dolor de Peter al suyo y transmitiéndole su sanadora intención.

«A menudo pienso que esa es la peor parte de todo: no poder ayudar de ninguna manera constructiva, excepto rezando constantemente en el fondo e intentando rodearos a ambos de amor, afecto y preocupación», termina reconociéndole su frustración al no poder ser de gran ayuda.
Recurrió a la fe
Lamentablemente, no había nadie mejor que Carlos para comprender los sentimientos que podía sentir su amigo. Así, continuaba diciéndole: «Puedo imaginarme muy bien el insoportable vacío que debes sentir en estos momentos; la sensación de desconcierto y confusión que acompaña a la partida de este mundo de alguien todavía tan joven».
Para reconfortarle cuanto podía, el monarca también recurrió a la fe. «Personalmente, creo que existe otra dimensión más allá de la física y que nos sorprenderá descubrirla por nosotros mismos cuando, con el tiempo —o en un momento dado—, seamos llamados a realizar ese viaje determinado por nosotros mismos», comparte su visión acompañada de unos versos de la Biblia.
Presente en sus pensamientos
El rey Carlos III le quiso dejar claro lo mucho que le importaba el hombre y su esposa. «No puedo expresar lo contenta y feliz que estoy de haber conocido a Liz. Era una persona que mejoraba la vida. Todos tendremos recuerdos muy especiales de ella pero, por encima de todo, Peter, nos acordamos de ti y estás muy presente en mis pensamientos y oraciones en estos momentos tan angustiosos», se sincera. Por último, y como muestra de su pésame, le comparte unos filosóficos versos de William Blake y le indica el envío de algunas 'cosas de Highgrove' con la intención de que encontrase una «pizca de consuelo».
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