Secciones
Servicios
Destacamos
javier guillenea
Lunes, 27 de enero 2020, 07:36
En los boscosos alrededores de la lujosa mansión de Mille Fleurs, en la localidad canadiense de Vancouver, hay más paparazzis que setas. Hay tantos que los vecinos del lugar se han hartado de encontrar un fotógrafo cada vez que levantan una piedra. Desde que Enrique de Inglaterra y Meghan Markle dieron la espantada y se mudaron al otro lado del océano con su hijo Archie y sus baúles para desintoxicarse de abuela, hermanos, cuñados y demás parentela, no ha habido paz en la antaño tranquila y holgada existencia de los residentes de ese idílico paraje, donde los duques de Sussex han ido a parar para saborear las mieles de la independencia.
Por la zona pululan periodistas de Inglaterra, Canadá, Estados Unidos y hasta de países comoAustralia, todos ellos armados con potentes teleobjetivos capaces de captar con nitidez lo que ocurre más allá de los muros que protegen Mille Fleurs. Enrique y Meghan están acorralados. Si huyeron en busca de tranquilidad están muy lejos de encontrarla.
La gran exclusiva
Derek Shook, un fotógrafo que llevaba acampado en la zona once días, consiguió el pasado lunes el premio a sus desvelos, aunque para ello tuvo que aguantar las reprimendas de los nuevos vecinos de los duques. «¿Crees que un tipo como tú hace algo por esta comunidad», le dijeron. Como buen paparazzi, el aludido apenas se inmutó; ya había obtenido su gran exclusiva mundial. Oculto entre unos arbustos había fotografiado a Meghan mientras daba un paseo por el parque de Horth Hill con su hijo en brazos, dos perros y dos escoltas a prudente distancia.
La publicación de las imágenes no ha sentado nada bien a la pareja, que ha amenazado a los fotógrafos con emprender acciones legales para salvaguardar su intimidad. Sin embargo, es dudoso que puedan hacer algo más que quejarse en un país como Canadá, en el que los tribunales son poco propensos a intervenir en este tipo de casos. Y si de algo saben los paparazzis, es de leyes: conocen todas las maneras de pisar líneas rojas sin traspasarlas. Son molestos, pegajosos e indestructibles.
Los duques de Sussex tendrán dinero, pero lo que no tienen es escapatoria. Les acosan los fotógrafos y sus amigos no son un ejemplo de discreción. Según la revista 'People', uno de ellos sostiene que Enrique y Meghan lo han dejado todo porque «hay tanta mala sangre en su familia que es tóxica». Otro afirma que el nieto de Isabel II estaba «al borde del abismo» y no podía hacer otra cosa que poner tierra de por medio entre él y el vacío. Ahora que lo ha hecho está por ver si encontrará la paz que anhela.También en Canadá las paredes oyen y los bosques tienen ojos.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.