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El Norte
Martes, 12 de diciembre 2023, 13:05
Gérard Depardieu ha dejado de ser esa gran figura del cine francés, para convertirse en «monstruo» como lo ratifican sus cuatro procesos judiciales, una veintena de acusaciones de violación, agresiones y violencias sexuales, un rosario de escándalos políticos, haciendo la apología de tiranos y dictadores y nuevas revelaciones escandalosas. Con muchos antecedentes anteriores, y el lanzamiento de una primera investigación penal, la gran crisis del actor comenzó entre el 2018 y el 2020, cuando el intérprete terminó por ser judicialmente inculpado por los presuntos delitos de violación y agresiones sexuales contra la actriz Charlotte Arnould, según recuerda ABC.
Tres años después, las revelaciones y acusaciones han crecido de manera espectacular. La última denuncia, la de Hélène Darras, en curso de investigación judicial, ha acelerado la difusión de documentos, grabaciones y denuncias, siempre más graves, sucias, groseras y peligrosas. La cadena del servicio público France 2 ha emitido un programa especial de una hora larga, presentando, por vez primera, un vídeo realizado durante una visita de Depardieu a la capital de Corea del Norte, Pionyang, donde fue recibido personalmente por Kim Jong-un, líder supremo, del que haría una discreta apología.
En un vídeo que ha tardado cuatro años en conocerse, Depardieu es filmado como protagonista de un rosario de anécdotas y secuencias de una vulgaridad pavorosa: tocándole el culo a una señorita, avergonzada, y gritando «¡Mirad, mirad cómo lo tiene!». A partir de ahí, los comentarios del actor sobre todas partes íntimas de las mujeres, visibles e invisibles, son comentados, entre risotadas, una y otra vez, en un tono grosero y obsceno de una vulgaridad soez de la peor calaña.
Las revelaciones del programa de France 2 no han sorprendido en absoluto a los medios artísticos, teatrales y cinematográficos. Desde hace un par de años se han sucedido numerosas acusaciones de actrices y trabajadoras en productoras y distribuidoras contando por lo menudo, como era muy conocido el comportamiento del actor: gracietas sobre el tamaño y proporciones de los senos y caderas, «toqueteos ligeros» entre risotadas, chistes lúbricos sobre el erotismo femenino.
Sophie Marceau, actriz célebre, ha recordado sus primeras denuncias, criticada por atreverse a denunciar, el comportamiento de Depardieu: «En mi caso, tuve que pararle los pies, porque comenzó a tocarme los senos con guasa. Las maquilladoras huían cuando lo veían, y nadie les hacía caso cuando intentaba y a veces conseguía tocar sus prendas íntimas, bajo las faldas. Cuando denuncié esos comportamientos a Maurice Pialat, el director con el que trabajábamos, me trató de gilipollas y cabrona. Depardieu era la gran estrella. Colegas y productores le tenían miedo. Les hacía ganar mucho dinero».
Fabien Onteniente, que dirigió a Depardieu en la película 'Disco', reconoce que todo el mundo sabía y callaba: «Hacia el 2007, mi directora de casting me advirtió, diciéndome 'Gerard se comporta con las mujeres de manera indigna'. Quince años más tarde, comprendo que me equivoqué, no denuncié ese comportamiento, como hubiera sido mi deber. Nunca más volveré a rodar con Depardieu». Marc Missonnier, presidente del sindicato de productores, reconoce el mismo error y toma la misma posición: «El cine francés no ignoraba el comportamiento problemático del actor. Pero su presencia tenía asegurada la producción, difusión y triunfo, de ahí el silencio. Desde hace un par de años, ese círculo se está cerrando. Y trabajar con Depardieu es ahora mucho más problemático».
Las feministas francesas y el movimiento #metoo han acelerado el rechazo del cine y el teatro. Desde hace un par de años, los proyectos de gira nacional, como cantante, terminaron muy mal: el actor era recibido con manifestaciones de protesta que forzaba la cancelación de los espectáculos. Automáticamente, todas las cadenas públicas evitan la programación de espectáculos o películas del actor.
El rechazo callado o expreso coincide con una revisión de su comportamiento cívico. Se ha desenterrado una vieja entrevista con 'Time', en la que Depardieu reconoce que participó en una violación colectiva, en su primera adolescencia. Sus elogios de Fidel Castro y un rosario de sátrapas y dictadores orientales, recuerdan su «amistad» personal con Vladimir Putin, que incluso le concedió el pasaporte ruso. «Estoy harto de ser francés, los franceses no tienen sentido del humor», llegó a declarar el actor.
Depardieu estuvo casado con la actriz, Élisabeth Guignot, madre de sus dos hijos. Vivió nueve años con Carole Bouquet, actriz exquisita. Ha sido pareja oficial con Karine Silla, Hélène Bizot y Clémentine Igou. Fue amigo íntimo de otra gran actriz, Fanny Ardant, todas ellas guardan un púdico silencio sobre su intimidad con el actor. Nadie lo apea del pedestal de grandísimo actor, el más grande, vivo.
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