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el norte
Martes, 21 de febrero 2023, 11:10
Tamara Falcó e Íñigo Onieva siguen volcados en los preparativos de su boda, una tarea que no está siendo nada fácil. Para empezar tuvieron que cambiar la fecha, ya que algunas personas muy importantes para ellos no podían ir. En un principio iba a ... celebrarse el día 17 de junio, fecha que acoraron antes de su ruptura, pero ahora lo han pospuesto para el 8 de julio.
A medida que van avanzando los días se van conociendo detalles de la ceremonia. Ya es fijo que se celebrará en la finca El Rincón, propiedad de la Marquesa de Griñón. Una de las cosas que Tamara Falcó tenía claras es que tenía que ser en dicho lugar si algún día se decidía a pasar por el altar, y más tras la muerte de su padre, el anterior propietario. «Es una manera de tener presente a mi padre», decía.
Respecto a sus vestidos para ese día tan especial, la hija de Isabel Preysler llevará dos y uno de ellos al menos será diseñado por la firma española Shopie et voilà. Por otro lado, no habrá damas de honor y sus sobrinos tendrán un papel principal como pajes de la novia. Asimismo, el menú será una creación personal en colaboración con un chef de alta cocina del que se desconoce el nombre pero, y los invitados serán muchos, pero han decidido reducir la lista.
Aunque en un principio dijeron que se trataría de una boda íntima de unos 200 invitados, entre familiares y amigos, parece que les resulta imposible eliminar personas importantes de la lista. «Solo las familias... Espero que nos quedemos en 200 cada uno», decía ella en una de sus últimas intervenciones con la prensa, ya que no quieren que falte nadie especial para ellos. Ahora han puesto un límite, es por eso que habrían puesto una condición a sus invitados.
De esta manera, sus amigos no podrán asistir acompañados por sus parejas a no ser que estén casados o prometidos. Su deseo es poder reducir de esta manera la lista, y evitar a su vez filtraciones teniendo en cuenta que hay personas que en realidad no pertenecen a su círculo más íntimo. Y la persona que habría decidido poner esta norma habría sido Onieva, mientras que ella está más abierta a invitar a muchas personas.
Isabel Preysler cumplía, el pasado sábado, 72 años. Una celebración que la reina de corazones ha pasado tranquila en su residencia en Puerta de Hierro, tan solo acompañada por su hija Tamara Falcó e Íñigo Onieva.
Tras asistir el pasado viernes al Teatro Real acompañada por su hija, la socialité ha optado por soplar las velas en la más estricta intimidad de su domicilio, junto con su hija y su pareja, que llegaban a la residencia de Isabel antes de comer. Después de varias horas en el interior de la casa, regresaban al piso que Íñigo alquiló en el madrileño barrio de Justicia el pasado mes de noviembre y en el que la diseñadora se ha instalado con su chico tras su reconciliación.
El día siguiente, mientras Tamara optaba por tomarse el domingo de descanso, el empresario sacaba a pasear a las mascotas de su novia, Jacinta y Vanilla. En ese momento, la prensa que le esperaba intentó saber algo más de su encuentro un día antes con su futura suegra, aunque él se cerró en banda y no quiso hacer comentario alguno: «No voy a decir nada, así que dejadme dar el paseo traquilo. Nada que decir, muchas gracias», ha asegurado fiel a su discreción, antes de confesar, con un escueto «todo bien, efectivamente».
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