Borrar
Roberto Álvarez con Ana García Obregón en una escena de 'Ana y los siete'. RTVE

Roberto Álvarez: «Cuando llego a Asturias se me ponen las células en orden»

El actor, que ha estrenado 'Equus' en el Teatro Infanta Isabel, habla de su familia y de su curiosa relación amor-odio con los viajes

el norte

Martes, 11 de octubre 2022, 19:12

Roberto Álvarez (66 años) lleva consigo parte de su personaje en 'Equus', la función que protagoniza y produce en el Teatro Infanta Isabel de Madrid, en la que encarna a un psiquiatra enfrentado a sus demonios y a los de la sociedad. Pero en esta conversación, más que demonios, son detalles de su forma de ser que no se había parado a analizar. Como su perseverancia, por ejemplo: «Me pasé la infancia asumiendo el rechazo. Me presenté a la prueba para la lectura de textos en la Primera Comunión. Nada. Luego quise entrar en el grupo de teatro del colegio Corazón de María. Nada. Probé fortuna en la rondalla y al comenzar a cantar 'Clavelitos', después de que el telón me pasara por encima, me quedé en blanco. De nuevo, nada. Ya pensaba que no servía para esto». Pero Roberto no se rindió, solo dejó hibernar la pasión: «Ahora que lo cuento me doy cuenta de lo cabezota que soy». Parecía condenado a la tecnología: «Cualquier juguete eléctrico lo desmontaba. Todos pensaban que sería ingeniero. Incluso empecé 'teleco' para contentar a mi padre, que quería que estudiara una carrera».

Pareja excepcional

Al final, apostó por la interpretación. «Fue algo casual, porque durante una época yo pensé que era gafe para planificar. Esto es como el amor, que llega cuando dejas de buscarlo». Su esposa, Marta Molina, es actriz y profesora de interpretación: «Yo recomiendo que se tenga una pareja que no tenga nada que ver con tu mundo, que te abra la mente a otras realidades. A las compañeras solteras les digo '¡Buscaros un perito industrial!' Pero lo nuestro es excepcional. Tenemos una complicidad fruto del lenguaje que compartimos. Y como esta profesión es pendular, uno se apoya en el otro según vayan las cosa».

Roberto se siente orgulloso de la familia que han formado: «Tenemos dos hijos luminosos, muy buena gente. La menor, Olivia, tiene 13 años y es un volcán de emociones. Canta, baila, es cariñosa, estudiosa. El mayor, Samuel (19), es más recatado en sus relaciones por su carácter». Padre y madre comparten «horarios disfuncionales» que se han repartido para apañarse. A pesar de las dificultades, Roberto ha disfrutado de sus hijos: «Doy gracias por no haberme perdido su infancia. Les he vivido con intensidad. Reconozco que soy un pesado, hablo mucho con ellos, pero no soy de prohibir ni de imponer, creo en la libertad de los hijos de hacer lo que quieran, dentro de unos límites».

Es asturiano de pura cepa: «Es que escucho una gaita y se me saltan las lágrimas». Y ejerce cuando puede: «Cuando llego a Asturias se me ponen las células en orden. Es una tierra imán, te llama. Hay algo especial en el lenguaje, en la personalidad de sus gentes». También luce con orgullo su calva: «Una vez me dijeron que los calvos éramos menos, así que tendría más trabajo. Por eso no iría nunca a Turquía a hacerme un implante. Y mira que los actores tenemos un punto vanidoso. De hecho, cuando en una gala me presentaron como 'el calvo más sexy del cine español', creo que crecí dos metros de golpe».

Roberto no suele hablar de su vida privada: «Soy una persona sencilla que no da escándalos». Pero reconoce que vivimos tiempos de involución «en los que la gente tiene miedo al qué dirán. Las redes sociales ha suplantado la fuerza castrante de la religión», motor de la represión en 'Equus', un proyecto con el que está entusiasmado: «Gracias al éxito de trabajos comerciales puedo apostar por otros más arriesgados», reconoce el protagonista de 'Ana y los siete', la serie con la que alcanzó gran popularidad y le permitió trabar amistad con Ana Obregón: «Lloré como un loco cuando murió su hijo. Vino de pequeño al rodaje, fuimos todos a Disneyworld… Pero es que Ana ha perdido a todos sus seres queridos en muy poco tiempo. Es muy duro. Hace poco me mandó un mensaje con unas palabras tan sentidas como terribles».

A Roberto le gusta descubrir otros mundos, pero no ser un guiri: «Es que con tanta gira, ya ni los hoteles más lujosos me seducen. Yo en mis viajes me he metido en líos, porque me va la aventura, lo reconozco, pero ahora me imagino en una cabaña en Perú, por ejemplo, viviendo la experiencia sin ninguna prisa ni presión». Roberto lo que quiere es estar tranquilo.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Roberto Álvarez: «Cuando llego a Asturias se me ponen las células en orden»

Roberto Álvarez: «Cuando llego a Asturias se me ponen las células en orden»