El propósito de Britney Spears para 2024: recuperar a sus hijos

Los problemas de salud mental con los que fue diagnosticada Britney Spears agravaron, y prácticamente aniquilaron, la relación entre la cantante y sus hijos Jayden (17 años) y Sean Preston Federline (18). Los dos adolescentes, como recuerda ABC, también se sintieron especialmente molestos cuando la estrella musical comenzó a publicar instantáneas a través de las redes sociales en las que aparecía semidesnuda.

Según los medios estadounidenses, Jayden y Sean Preston llevan casi dos años sin hablar a su madre, cosa que no sucede con su padre Kevin Federline, con quien cada vez están más unidos. Él ex bailarín se mudó a Hawái llevándose a los niños con él, ya que tiene la custodia completa. Aunque, para poder llevar a cabo este cambio de residencia, antes tuvo que consultarlo con la intérprete de 'Circus'. Tras varias semanas de espera, Spears dio luz verde al plan de Federline.

Dos años después, Spears parece tener un firme propósito para el año nuevo: acercarse a sus hijos. Desde que consiguiese su libertad, la cantante ha estado encauzando su vida y ya se ha reconciliado con su madre, Lynne Spears, y está en proceso de hacerlo con su hermana, Jamie Lynn. Ahora tan sólo le quedan sus dos pequeños.

El primer paso lo dio el pasado 31 de diciembre cuando Spears publicó un carrusel de imágenes en las que, entre otras, dos antiguas fotografías en las que aparece posando con Sean Preston y Jayden James. Es tal el empeño de la artista que, tal y como confirma la web 'TMZ', la cantante estaría intercambiándose mensajes 'de iniciación' con sus dos hijos.

Los problemas de los jóvenes con su progenitora aumentaron cuando participaron en un documental de la productora 'Daphne Barak' sobre las luces y las sombras de la artista estadounidense. Ambos la acusaron de ser adicta a las drogas y reconocieron haber visto como le entregaban sustancias ilegales a su madre en su propia casa. A su testimonio se suma el de su exmarido quien afirmó que «es aterrador. Es la madre de mis hijos. Cada vez que suena el teléfono, temo que haya noticias devastadoras. No quiero que los niños se despierten una mañana y descubran que su madre sufrió una sobredosis».

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