Ana Obregón se despide de su padre fallecido arropada por su familia

Antonio García, padre de Ana Obregón, fallecía el pasado viernes a la edad de 96 años, tras varios meses con achaques de salud. La familia al completo se despidió de él, en una ceremonia religiosa que tuvo lugar el pasado domingo. La popular actriz y presentadora recibía otro revés, después del fallecimiento de su madre y de su hijo. En un escueto y emotivo comunicado la presentadora ha comentado: «Ahora las tres personas que más quiero en mi vida no estáis aquí conmigo y te juro, papá, que no sé cómo lo voy a hacer», reza parte de la carta.

El hermano de la actriz, Javier García Obregón, llegaba acompañado por su mujer, María Tevenet, y sus hijos. También sus hermanos Juancho, Amalia y Celia se dejaban ver acompañados por sus hijos y agradecían a la prensa su apoyo en estos momentos.

A la ceremonía también acudió Paloma Lago, primera mujer de Javier García Obregón, con su hijo mostrando todo su apoyo a la familia de su exmarido.

Una vez finalizada la misa, todos los hijos de Antonio García se han colocado detrás del coche fúnebre y han acompañado los restos mortales de su padre hasta el lugar donde ha sido enterrado. Ana iba en medio de todos ellos y recibía gestos de cariño de todos ellos que se mostraban muy preocupados por ella.

Al funeral también acudieron Susana Uribarri y Nuria González abrazando a su amiga, Ana Obregón, tras el entierro. En el momento de la despedida, la presentadora se lleva la mano al corazón y les da las gracias por acompañarle en un día tan doloroso.

Antonio García desde muy joven supo lo que era trabajar duro. Con tan solo 13 años trabajó en una tienda y sus quehaceres eran barrer, fregar y llevar la cesta de los pedidos a los clientes. Por la noche, estudiaba para obtener el título de delineante proyectista. «Fui el número uno de delineantes. Después ingresé en aparejadores y me hice aparejador y arquitecto técnico. Tuve también el número uno en la carrera: todo esto trabajando al mismo tiempo», explicó García en una entrevista que concedió a ABC en 1982.

Con algo más de veinte años se enamoró de Ana María Obregón Navarro, la primogénita de Carmen Rubio Arrabal y el célebre empresario Juan Obregón Toledo. Fruto de su matrimonio nacieron sus 5 hijos. La relación entre él y su familia política era extraordinaria. Tanto que, apoyado por su suegro, que puso el 50% de la financiación, levantó Jotsa, su primera inmobiliaria. Y aunque la inversión era arriesgada, esta empresa familiar logró, al poco tiempo, que su nombre resonase a nivel internacional.

En 1969, el conde de los Gaitanes, gran amigo Antonio García, le ofreció comprar el 95% de las acciones de Niesa, sociedad que tiene en propiedad los terrenos que conforman la actual Urbanización La Moraleja, a las afueras de Madrid. El objetivo estaba claro: urbanizar una gran finca privada en las 1.150 de hectáreas que tenía José Luis de Ussía y Cubas. Durante mucho tiempo, esa zona fue utilizada por Carlos III, primero, y Francisco Franco, después, como coto de caza.

Pese a la fuerte inversión, el progenitor de Ana Obregón decidió seguir hacia delante porque tenía claro que el desarrollo urbanístico de la capital española miraría hacia el norte. La operación, que rondó los 4.200.000 de euros, fue todo un éxito y consiguieron hacerse de oro ya que solares que adquirieron por 36.000, en la actualidad cuestan más de 1.000.000.