Mariló Montero (d) a su llegada a la Audiencia de Barcelona donde se juzga a los paparazzi Diego Arrabal y Gustavo González. EFE

Mariló Montero denuncia el linchamiento mediático que ha sufrido, ante el tribunal

Dos 'paparazzi', Diego Arrabal y Gustavo González, se sientan en el banquillo de la Audiencia de Barcelona por fotografiar a la periodista durante unas vacaciones en Bora Bora

El Norte

Miércoles, 24 de enero 2024, 12:13

La periodista Mariló Montero ha relatado este martes, 23 de enero, en la Audiencia de Barcelona las consecuencias de la persecución que vivió durante 2014, con reporteros haciendo guardias ante su casa las 24 horas y publicaciones constantes que especulaban sobre su vida privada, extremo ... sobre el que, tras 35 años de profesión, nunca se ha pronunciado, ni comercializado. Dicha situación, ha indicado ante el tribunal, la llevó a dejar de presentar el magazine matinal de TVE, para marcharse de España y tratar así de recuperarse. Ahora, en el banquillo se sientan dos 'paparazzi', Diego Arrabal y Gustavo González, por un presunto delito de revelación de secretos al tratar de comercializar unas fotografías de ella en topless, durante unas vacaciones en Bora Bora, tal y como recoge el diario ABC.

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Varios fotógrafos captaron imágenes de Montero, en una playa privada del hotel donde se alojaba. Gracias a su representante, las imágenes no llegaron a publicarse, motivo por el que la Fiscalía no acusa en este procedimiento, al considerar que no se ha cometido ningún delito. Montero reclaman seis años de cárcel para cada uno de los procesados.

Durante la vista, la letrada de la periodista ha tratado de desmontar los argumentos de defensa, que incluyen algunos entrecomillados de Montero en varias revistas. Frases que la presentadora pronunció durante actos de promoción, bien de programas o de su novela, pero que se llevaron a portada, como si se tratasen de entrevistas. «En ningún caso, justificaría lo que se juzga aquí», ha intervenido el presidente del tribunal.

La pareja denunció que el reportero había accedido a un aparcamiento privado para conseguir imágenes de ambos. El juez aprecia indicios de criminalidad en la actitud del 'paparazzi'

Aunque las fotos no vieron la luz, «pasaron de redacción en redacción, de mano en mano. Me las describieron con tanta precisión, que fue realmente humillante. Con esas fotografías me violaron dos veces», ha relatado Mariló Montero ante el tribunal. A la paralización de las imágenes, le siguió más acoso mediático. En esta ocasión, sobre su contenido: «Era como si se hubieran mostrado en primera plana». También «amenazas constantes». «Permanentemente decían que se iban a publicar». Las consecuencias fueron que el estado de salud de la periodista, entonces en tratamiento por ansiedad y estrés, empeorase. Se marchó a EE.UU. para «acabar con la persecución». «Renuncié a todo, tuve que dejar mi país, huir». Por este motivo, Montero ha reprochado la «normalización» del acoso y los seguimientos a personas con relevancia pública. «Es algo enfermizo, tiene que terminar».

La estrategia de defensa de González y Arrabal ha versado sobre la distancia a la que se captaron las imágenes y las diferentes zonas del alojamiento en que la afectada se movió durante sus vacaciones. «Hay 82 fotografías y eso demuestra que nos siguieron desde el primer día hasta el último», ha apuntado Montero. «Que me saquen desnuda en mi habitación me parece lo suficientemente grave».

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Derecho a la intimidad

Cuando el letrado de los dos 'paparazzi' ha sacado a colación que diversos programas hablaban de la vida de Montero, para tratar de justificar las imágenes, el magistrado presidente lo ha interrumpido: «¿Usted cree que por que se hable de una persona constantemente en los medios de comunicación justifica lo que estamos aquí juzgando? El derecho a la intimidad lo tienen los famosos y no famosos, respecto al delito que estamos aquí investigando: si hay derecho a que se tomen esas imágenes y a que circulen».

Por su parte, el director de la revista 'Lecturas', Luis Pliego, en calidad de testigo ha declarado que no publicó las fotografías en Bora Bora porque se habían realizado en un lugar privado. «Ellos lo sabían, pero aún así me las enviaron».

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Además de seis años de cárcel, la periodista reclama una indemnización de 265.000 euros.

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