![Eva Longoria tuvo que pedir ayuda profesional para poder enamorarse](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202208/03/media/cortadas/eva-kOa-U1708939382780zC-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Miércoles, 3 de agosto 2022, 11:30
La actriz Eva Longoria, en una entrevista a Isabel Allende para su podcast semanal 'Connections', ha confesado su grave problema que, por fin, ha podido superar, gracias a su tercer marido, el empresario mexicano José Bastón. «Los celos te roban mucha energía. Recuerdo que era tan celosa que se me revolvía el estómago, se me ponía del revés. Es una sensación desagradable, la peor. ¿Quién querría sentir algo así?», comentaba. La protagonista de 'Mujeres desesperadas' estuvo casada con el actor Tylor Christopher, desde 2002 a 2004, y posteriormente, con el jugador de baloncesto Tony Parker, de 2007 a 2011.
En ambos casos, sus celos enfermizos se lo hicieron pasar mal. No obstante, confiesa que lo pasó peor con el jugador retirado de la NBA, ya que jugaba en la selección francesa de baloncesto y tenía que viajar por todo el mundo. De hecho, ella no intentaba separarse de él. Así, la actriz acudió a España para acompañar a su marido durante el Eurobasket, en 2007. Con el tiempo, se supo que el jugador le ha había sido infiel con, al menos, dos mujeres: Erin Barry, esposa de su compañero Brent Barry, y la modelo francesa Alexandra Paressant. Con el divorcio, Eva se borró los tatuajes dedicados a su marido, su nombre y la fecha de su boda.
Pero los celos de Eva no solo despertaban con sus maridos, sino con todos los hombres con los que tuvo alguna relación romántica. Así, antes de casarse por tercera vez, estuvo saliendo con el actor y presentador Mario López, al que espiaba su teléfono móvil y al que dejó tras encontrar una conversación con otra mujer a través de mensajes. Eva ha reconocido que culpa de esos celos era su inmadurez: «Conocí a Pepe a los 40 años cuando él ya tenía casi 50. La forma de vivir el amor es muy diferente. Me dije que era tiempo de disfrutar la vida juntos, que debía dejar de reñir por el cepillo de dientes y todas esas cosas». Ser madre a los 43, su hijo se llama Santiago, también le ayudó a entender que había encontrado el amor de su vida y debía dejar los celos a un lado.
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