Linda Evangelista, obsesionada por tener un cuerpo perfecto

Tras protagonizar más de 700 portadas de revistas, la modelo sigue compartiendo sus imágenes en Instagram, red social donde recuerda a sus fans que ella también ha envejecido y que no tiene ningún problema en mostrarse al natural. Lo que no había mencionado es que para mantenerse en su peso perfecto para trabajar como 'top model' a nivel mundial, usaba todo tipo de dietas «dañinas» para su salud. Llegó incluso a ingresar dos veces al año en un centro en Palm Beach donde se sometía a una «dieta de hambre».

«En aquel entonces podía comer cualquier cosa. Pero mi metabolismo empezó a ralentizarse al llegar a los 30. Empecé a hacer ejercicio cuando tenía 27, porque empezaba a costarme mantenerme tan delgada», reconocía y añadía que además se sometía a una «limpieza» interior ingiriendo solo agua salada y un té laxante de hierbas durante diez días, además de tes medicinales. Luego pasaba las siguientes jornadas tomando un vaso de jugo al día y una verdura diluida en agua. La estrella canadiense ha destacado que «empecé a hacer limpiezas todo el tiempo y me encantaba hacerlas, pero creo que eran muy perjudiciales para mí».

Su lucha contra los kilos de más la llevó hace unos años a someterse a un tratamiento estético que la dejó «brutalmente desfigurada» y la llevó a caer en una profunda depresión. El tratamiento CoolSculpting, que busca eliminar la grasa localizada de forma definitiva utilizando una tecnología de enfriamiento, en ella no ha funcionado como se esperaba y «aumentó, no disminuyó» sus células grasas y la dejó «permanentemente deformada» incluso después de someterse a dos «cirugías correctivas dolorosas y fallidas», reconocía.

En la actualidad la modelo está completamente recuperada de la depresión y ha vuelto a la industria de la moda por la puerta grande. A sus 58 años, Evangelista está feliz con su rostro y su cuerpo y se convertía en una de las musas de Steven Meisel de su primera colección cápsula para Zara.