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P. Muñoz
Miércoles, 2 de mayo 2018, 19:38
Siempre se dijo que el rey Juan Carlos mantuvo un romance de juventud con la princesa María Gabriela de Saboya. Ninguno de los dos protagonistas se pronunció nunca sobre aquel rumoreado idilio. Hasta ahora, cuando la hija del último rey de Italia, Umberto II, y ... de la reina María José de Bélgica ha confirmado, a los 78 años, su «historia de amor» con el Rey emérito, dos mayor que ella. En una entrevista concedida al 'Corriere della Sera', Ella, como se la conoce en la intimidad, lo ha recordado con afecto: «Éramos muy jóvenes, como dos novietes, siempre juntos, de la mano... y hemos continuado muy ligados. Él es especial. Recientemente nos hemos vuelto a ver. Conozco bien al hijo, el rey Felipe. Estuve presente en su boda con Letizia».
María Gabriela de Saboya ofrece al diario milanés algunos detalles de su «noviazgo», que se remonta a la época en que vivían en Lisboa: «En Portugal, donde seguí a papá Umberto en el exilio, había una especie de corte real europea a distancia, pero con reyes que no tenían corona. En Navidad se comía en casa de los condes de Barcelona, al día siguiente nos reuníamos todos en casa de los condes de París y para Reyes nos veíamos en nuestra casa, la de los Savoya».
La princesa confirma también al rotativo italiano que el Sha de Persia, Reza Pahlevi, que reinó en el actual Irán hasta su derrocamiento por la Revolución Islámica de 1979, estuvo enamorado de ella: «Me pidió la mano», asegura. «Él soñaba con unir su dinastía con otra europea, pero no me sentí en condiciones de abrazar un país tan diverso, con tradiciones tan lejanas de las nuestras, con otra religión. Y hoy estoy convencida de que no habría funcionado».
María Gabriela es escritora -ha publicado diversos libros sobre su familia- y una reputada acuarelista. Ella fue la artífice, el pasado mes de diciembre, de la repatriación de los restos del penúltimo rey de Italia, su abuelo Víctor Manuel III, que falleció en el exilio en Egipto en diciembre de 1947, un año después de abdicar en la persona de su hijo Umberto II. Tras arduas negociaciones entre bambalinas, María Gabriela arrancó del presidente de la República, Sergio Mattarella, la autorización «por razones humanitarias» para que el cuerpo de este polémico monarca, que apoyó al fascismo, la supremacía racial y la política belicista que llevó a Italia a la Segunda Guerra Mundial, repose en el Santuario de Vicoforte, en Piamonte.
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