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El Norte
Miércoles, 31 de enero 2024, 11:06
La relación entre Tamara Falcó e Íñigo Onieva parece no llegar nunca a estabilizarse y más desde que saliera a la luz la discusión que presuntamente habrían protagonizado en un restaurante de Madrid mientras cenaban con un grupo de amigos. Tal y como asegura 'En ... todas las salsas', los marqueses de Griñón no discutieron a gritos, pero sí llamaron la atención por sus aspavientos y, tal fue su desencuentro, que abandonaron el local por separado.
Sobre esta información no se han pronunciado ninguno de los dos protagonistas, pero sí Isabel Preysler. El pasado viernes la 'reina de corazones' reaparecía en la reapertura del centro de belleza de Maribel Yébenes y, sin ocultar su sorpresa por los rumores de crisis en su hija cuando lleva tan solo 7 meses casada, aseguraba a los micrófonos de Europa Press que ella «no ha visto ninguna discusión» y que el matrimonio «está divinamente».
No obstante, lejos de desmentir dicha discusión, los marqueses de Griñón han acrecentado esos rumores pasando el fin de semana por separado. Mientras el ingeniero ha puesto tierra de por medio y se ha ido a esquiar a Baqueira Beret con sus mejores amigos, la hija de Isabel Preysler se habría quedado con su madre. Sin embargo, su entorno ha deslizado que de crisis nada, ya que aunque pueden discutir como cualquier pareja, están en su mejor momento y encantados con su matrimonio.
De regreso en Madrid, y mientras Tamara continúa 'desaparecida' y sin hacer frente a los rumores, Íñigo se refugia en su grupo de amigos, y con ellos se ha dado cita en un conocido restaurante del centro de la capital, donde se le vio de lo más serio mientras hablaba por teléfono.
Isabel Preysler también comentó, que 14 meses después de su ruptura con Mario Vargas Llosa, y como ha confesado a la revista ¡Hola!, no tiene «ganas» de enamorarse de nuevo: «No me estoy viendo con nadie. Estoy muy bien como estoy», ha sentenciado.
Mientras tanto, Tamara no se ha dejado ver desde que comenzaron los rumores de crisis con Íñigo, Isabel sigue con su apretada agenda social y, tras arropar a Maribel Yébenes en la inauguración de su nuevo negocio, ha asistido a la misa funeral por Rafael Pastega Benjumea en la Iglesias de los Jesuitas, en el madrileño barrio de Salamanca. Acompañada por una amiga y derrochando elegancia con un sencillo look, pantalón recto y jersey de cuello cisne negro, bolso bandolera de piel en el mismo tono y blazer con estampado de pata de gallo en marrón, la socialité ha insistido en que no hay ningún tipo de problema entre la marquesa de Griñón y su marido: «Todo bien» ha repetido hasta en dos ocasiones, dejando claro que los rumores de crisis son infundados.
Isabel también ha mostrado su felicidad por el tercer embarazo de Ana Boyer, que la convertirá en abuela por octava vez la próxima primavera. La socialité ha confesado que está deseando verle la carita a su nuevo nieto, un niño cuyo nombre se desconoce por el momento: «Sí, cómo no», ha afirmado con una gran sonrisa, revelando que el año ha empezado «muy bien, muy bien».
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