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El Norte
Viernes, 24 de mayo 2024, 12:10
Felipe González ha sido uno de los personajes trascendentales en la vida política de este país y sus opiniones siguen levantando ampollas en muchos sectores, incluido el propio Partido Socialista. Pero otra cosa ha sido su vida personal, donde la conciliación no ha sido fácil.
El expresidente del Gobierno ha visitado este jueves 'El Hormiguero' de Pablo Motos, donde no solo ha hecho un repaso de su vida política y la agitada actualidad, sino que también es de esperar que revele aspectos íntimos de su vida.
«He sido un padre que ha querido a sus hijos, pero ser buen padre significa dedicarles mucho tiempo, cosa que no he hecho. No soy difícil como pareja, soy respetuoso, tolerante y pienso que la gente necesita su espacio», explicaba no hace mucho en una entrevista con Jordi Évole.
La primera esposa fue Carmen Romero, hija de un coronel médico y crecida en el seno de una familia sevillana profundamente conservadora. Se opuso a su noviazgo con Felipe González, militante de izquierdas procedente de una familia humilde del barrio de Buenavista. Ambos persistieron en su relación y se casaron por poderes en 1969 y después por la iglesia en Espartinas.
Ambos serían símbolo de la 'familia progre', un término tantas veces denostado, antes y ahora, y tendrían tres hijos: Pablo, David y María. La feliz familia residía en un modesto piso del barrio del Niño Jesús en Madrid y Carmen era profesora de literatura en el instituto Calderón de la Barca.
Todo cambiaría en 1982, cuando Felipe González ganó las elecciones a la presidencia del Gobierno para propiciar el primer Gobierno de izquierdas después de la Transición. En 2008 se produciría su dolorosa separación. Carmen Romero lleva hoy una tranquila y anónima jubilación en el hogar de Somosaguas que compartía con su exmarido.
Ese mismo año, con Felipe González ya retirado de la política, saltó a las páginas de la prensa el romance del expresidente con Mar García Vaquero, una economista 18 años más joven, divorciada y madre de dos hijas -Lucía y Micaela-, con la que se casó en la intimidad en 2012. Ya por entonces Felipe González se codeaba con las altas clases de la vida española.
Cuñada del empresario Pedro Trapote, dueño del Joy Eslava, Mar García Vaquero y Felipe González se conocieron a través de Luis García Cereceda, dueño de la imponente y exclusiva urbanización La Finca y del restaurante Zalacaín. Con ella reside hoy en una finca de Guadalupe, Cáceres, que adquirió en 2013, donde cultiva bonsáis, talla piedras preciosas y ejerce como abuelo de sus seis nietos.
Los hijos y nietos
En cuanto a sus hijos, María trabaja con su padre, por lo que ha tenido cierta proyección pública, pero los mayores viven en total anonimato. «Hablo mucho con mi padre, pero nunca de política, de mis hijos y de nuestras vidas. Es un excelente abuelo, disfruta mucho de sus nietos y les cocina tortilla de patata», aseguraba Pablo a 'LOC' en una de sus pocas entrevistas.
El primogénito, ya pasada la cincuentena, nunca se casó, aunque tiene dos hijas, Micaela y Ecne, fruto de su relación con una mujer ecuatoriana. Aficionado a la fotografía y a la filosofía oriental, vive en un piso del centro de Madrid.
Su hermano David, nacido en 1973, es considerado como el bohemio de la familia: pintor de profesión, está afincado desde hace años en un pueblecito gaditano llamado Castellar de la Frontera y reside una casa propiedad de su padre donde realiza exposiciones. Está divorciado y es padre de una hija.
«El anonimato es el mejor regalo que nos ha hecho mi padre», ha asegurado María, defendiendo de alguna manera el trabajo que ha hecho con ellos ya en etapas más tardías de la vida. Según cuentan, Felipe González ha sido mejor padre con el paso de los años que durante la infancia, cuando su trabajo activo como líder del Partido Socialista apenas le permitía conciliar.
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