El multimillonario Elon Musk, vetado en el mejor club techno del mundo
Es la segunda vez que al dueño de Tesla no le dejan entrar en el Berghain, una selecta discoteca de Berlin
el norte
Miércoles, 6 de abril 2022
Elon Musk, el multimillonario propietario de Tesla, decidió afincarse en Berlín debido a su proyecto de megafactoría que fabircaría 10.000 coches eléctricos cada semana en las afueras de Berlín. A menudo se deja ver por los restaurantes en torno a la plaza Gerndarmenmarktplatz o navegando en los lagos de Brandemburgo, de modo que se ha ido introduciendo lentamente en la alta sociedad alemana, que al principio mostraba ciertos reparos debido a que varios de sus más destacados miembros, todos ellos relacionados con la industria automovilística alemana, percibían al foráneo como una amenaza.
El magnate también le gusta moverse por otros círculos selectos como son los grandes templos de la música techno de Berlín. De modo, que el pasado fin de semana, después de tener prácticamente cerrada la compra del 9,2% de Twitter y con el consiguiente subidón en bolsa de las acciones, se marcó un recorrido por las grandes salas de fiesta y discotecas de la ciudad. Vestido de negro y con estilo informal, se pasó primero por el Kitkat Club, luego estuvo en el Sisyphus y, después de eso, tenía intención de visitar el Berghain, un local que no solo es famoso por ser uno de los mejores clubes de techno del mundo. Pero aquí no pudo entrar y publicó en Twitter su rechazo al letrero luminoso con el que saludaba la fachada de la discoteca. «¡Escribieron PAZ en la pared de Berghain! Rechacé la entrada», escribió ya en horas de domingo. Aparentemente, su sensibilidad hacia la resistencia ucraniana ante la invasión rusa se vio afectada por el mensaje pacifista, pero muchos en las redes no se lo han creído y son numerosos los mensajes de quienes sugieren que lo que ocurrió fue lo contrario, que los porteros del Berghain no dejaron entrar e Elon Musk. De ser ese el motivo, llovería sobre mojado, ya que cuando el multimillonario quiso por primera vez conocer la mítica discoteca y no le fue permitida la entrada, bromeó con la posibilidad de construir su propio templo del techno en Grünheide, Brandemburgo, bajo las instalaciones de su megafactoría, e incluso la posible compra del local, cuyos dueños aclararon entonces que no estaba en venta.
El criterio de selección de este local no es otro que si le gusta tu aspecto o no a los porteros, profusamente perforados, tatuados y revestidos de cuero que custodian la entrada. La mayor parte de las veces sacuden la cabeza, dicen «nein» entre dientes y te sacan de la cola con discrección y sin derecho alguno de apelación. «¡Bravo Elon! Ya eres un auténtico berlinés», le felicitaba un seguidor, «si no has sido nunca rechazado a la entrada del Berghain no puedes presumir de serlo!».
Está claro que en Berlín no importa cómo te llames ni cuánto dinero tengas, sino si eres lo suficientemente cool como para formar parte de ella. Quizá lo entendió unas horas más tarde, cuando volvió sobre el asunto en Twitter para reiterar sus argumentos y escribió: «Paz. ¿Paz? Odio la palabra. Aquellos que sí se preocupan por la paz (yo mismo aspiracionalmente incluido) no necesitan escucharla. ¿Y aquellos a los que no les importa la paz? Bueno...».
Solo a las 11:10 horas concluyó la disputa con un críptico mensaje: «Berlin rocks». Y 20 minutos más tarde su avión Gulfstream despegó del aeropuerto de Berlín, según la empresa Space Jets, rumbo a firmar una operación por 3.000 millones de euros y con la que ganó otros 500 millones en solo las primeras 24 horas.
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