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Millones de personas se quedan extasiadas ante la contemplación no del sol, sino de su ausencia, cada vez que se produce un eclipse... Empiezo a sospechar que con el 'eclipse' de Marisol está ocurriendo lo mismo. Su empeño por ocultarse, por no acudir ... ni siquiera a recoger un premio del calibre de un Goya de Honor, está consiguiendo hacerla brillar con mucha más intensidad que si hubiera decidido situarse bajo mil focos.
El 'Rayo de luz' que interpretó en aquella famosa película de su infancia se queda corto ante esta tormenta solar, o más bien 'Marisolar', que se ha desatado en los días previos a su esperadísimo, mayestático, aplaudidísimo y, según sus múltiples aduladores, dignísimo mutis... Me cae bien Marisol, pero tanto apologista desatado, tanto panegírico sin fisuras y esa tendencia a la desproporción tan típica de este país van a terminar consiguiendo que se me atraviese. Es más, intuyo que la propia Marisol, tan alérgica los agasajos, debe de andar a estas alturas estomagada de sí misma.
En el fondo, desaparecer del todo, fundirse a negro, para una actriz puede representar un acto de autoafirmación, coquetería y narcisismo equiparable al de la exhibición desmedida. Mucho más poderosa que la omnipresencia es la 'omniausencia'. Genera tanta expectación o más, añade un halo de misterio y proporciona un cómodo blindaje protector contra la arriesgada intemperie de la sobreexposición. Claro que también tiene sus contraindicaciones. Pepa Flores, por ejemplo, con su empecinada invisibilidad ha provocado que todos los reportajes que ahora se realizan sobre ella tengan que ilustrarse con imágenes de su infancia y juventud, recuerdos de una época que su memoria desearía borrar y que, según ha confesado, tanto dolor le causó.
Personalmente, creo que Marisol debería ir a recoger su Goya. Primero, porque lo quiere, no lo ha rechazado. Segundo, porque se lo están dando a ella, no a sus hijas, ni se trata de un premio póstumo. Y tercero, porque la imagen de una Pepa Flores de 71 años, ya de vuelta de la tiranía de la despampanante belleza que dominó gran parte de su vida, podría representar un manifiesto por la dignidad de la mujer mucho más eficaz que este 'eclipse' a lo Greta Garbo.
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