El Norte
Martes, 25 de abril 2023, 13:03
Ana Rosa Quintana se ha sumado a la fiesta de la Feria de Abril de Sevilla. A pesar de que ella no se haya decantado por el tradicional traje de flamenca, ha estado radiante y más teniendo en cuenta que el año anterior no había podido acudir debido al cáncer de mama que sufría.
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«Lo he cogido con muchas ganas», ha dicho en esta aparición en la que ha sido vista de la mano de su marido Juan Muñoz. «Vengo un ratito y me voy, que tengo que trabajar», ha dicho, por lo que su paso por la feria ha sido más bien breve. Su marido, sevillano de nacimiento, ha acudido a algunas de las casetas de su ciudad junto a la presentadora y ha sido ahí donde los dos no han dudado en darse un apasionado beso delante de los fotógrafos.
Los dos han tenido siempre una relación muy cercana, que se acrecentó durante su enfermedad, cuando estuvieron más unidos que nunca. Como ella misma contó a la revista ¡Hola!, ha sido un apoyo incondicional para ella. «Me ha hecho la vida superagradable. Me hacía sonreír en todo momento, siempre de buen humor, divertido, con bromas, diciéndome lo guapa que estaba, lo maravillosa... Me ha acompañado a todas las quimios, a todas las radios, a todas las intervenciones», dijo en su momento.
Su relación se forjó precisamente gracias a la Feria de Abril, donde se conocieron 25 años atrás. La presentadora se siente afortunada por haberle encontrado en su vida, y así lo expresaba tras superar su cáncer: «Me encontraba ideal sin pelo y yo hasta me enfadaba con él: '¿Pero cómo puede ser?', le preguntaba, a lo que él me respondía: 'Es que tienes la cabeza preciosa. Estás estupenda'».
Fue en mayo de 2004 cuando se casaron en el ayuntamiento de la localidad sevillana de Bollullos de Meditación, y justo ese mismo año se convirtieron en padres de mellizos, Juan y Jaime. Ahora en la feria se han dejado ver con algunas amistades, como Cristina Tárrega, que además colabora en el programa de la presentadora, y quien ha sido un apoyo fundamental también durante su enfermedad. «Nunca hay que dejarlas. Aunque cambies de vida, aunque te cases, aunque tengas una familia. Cada día venía alguna de mis más íntimas. 'Venga, vamos a caminar, vamos a tomar algo...'. Ha sido impresionante. Yo me decía: 'Estas se están poniendo de acuerdo, porque no es posible'», contó de lo bien que se han portado sus amigas con ella.
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