Amaia Montero celebra su 48 cumpleaños en un momento lleno de esperanza

Amaia Montero, dos años después de subirse a un escenario, por unos problemas de salud, lo ha vuelto a hacer como invitada al segundo concierto que dio la artista Karol G en el Estadio Santiago Bernabéu. Al ritmo de 'Rosas', el mítico hit de su exbanda La Oreja de Van Gogh, conquistó a todos y cada uno de los presentes. Ahora, celebra su 48 cumpleaños llena de energía y recargada del apoyo de sus seguidores.

«Pensaba que jamás volvería a pisar un escenario. Me guardo este momento para siempre», se sinceró Amaia Montero cuando acabó la actuación junto a Karol G rodeada de 60.000 asistentes. La artista hizo de ese momento algo que se quedará para siempre en la memoria de muchos.

Todo comenzó a finales de 2022, cuando los problemas de salud le impidieron seguir adelante con su carrera. Estuvo ingresada en clínica de Navarra por un fuerte cuadro de estrés y ansiedad y, en el verano de 2023, tuvo una recaída por la que volvió a pasar por el hospital para realizarse una intervención en un dedo de la mano. En ese momento, sus actualizaciones en redes sociales preocuparon a sus seguidores debido al pesimismo.

Por ese entonces, la artista decidió aislarse y concentrarse en su recuperación, un esfuerzo del que ahora se siente orgullosa: «Hoy puedo decir que cuando mi mundo se derrumbó hay un momento mágico que se da antes de la luz. Es muy duro, oscuro y persiste, pero no es para siempre», expresó Amaia Montero poco después del concierto de Karol G en julio de 2024.

Parece que la vida vuelve a sonreírle a Amaia Montero. El 26 de agosto de 2024 la cantante ha soplado las 48 velas y lo ha celebrado compartiendo un par de fotografías en su perfil de Instagram para enviar a sus seguidores un bonito y significativo mensaje. «Por fin se hizo la luz. Hoy, sí que sí, ha sido un feliz cumpleaños», ha señalado la artista.

En las imágenes, la artista aparece tumbada sobre la hierba de un prado, rodeada de naturaleza y mirando a la cámara con una sonrisa de oreja a oreja, algo inimaginable en su etapa más dura.