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Lunes, 28 de marzo 2022, 08:43
Albert Rivera, tras su polémica salida del despacho de abogados Martínez-Echevarría, ha iniciado un nuevo proyecto profesional, de la mano de Gurucall, una nueva plataforma en la que el exlíder de Ciudadanos y otros más de 80 «gurús» ofrecen a sus usuarios, previo pago, por supuesto, «la oportunidad de formarse» a través de sus directrices gracias a sus conocimientos «en diversos sectores» como son el empresarial, financiero, deportes de élite, moda, cocina.
Tal y como se puede ver en la página de Gurucall, estos servicios se ofrece a través de «sesiones individuales, eventos y masterclass» con las que conseguirá ayudar -tanto al propio emprendedor de manera individual como a «tu organización» - a «crecer, aprender e inspirarte», gracias a estas experiencias impartidas por «gurús de éxito».
Uno de los primeros que engrosaron esta lista de GuruCall fue Alejandro Agag, yerno de Aznar y tras él le siguieron Antonio Catalán, fundador de los hoteles NH y AC; Mario Conde, ex Presidente de Banesto; el torero Cayetano Rivera; el chef Dani García; los deportistas de élite David Meca o Gisela Pulido; la influencer Paula Ordovás; o el diseñador Jorge Vázquez.
Pero los honorarios de estos expertos no son para todos los bolsillos. Su propio creador, José Manuel Peral, apunta que los precios van desde los 500 euros a los 3.000 la hora, dependiendo del «gurú». «Cada uno se marca su tarifa», reconoce en una entrevista para El Mundo: «aunque también existe la posibilidad de que el usuario haga su propia oferta». Eso sí, Peral asegura también que la gran mayoría de estos grandes nombres suele donar el dinero.
De esta manera, Albert Rivera empieza así una nueva etapa profesional tras sus dos años en el despacho de abogados Martínez-Echevarría, de donde no salió precisamente de muy buenas maneras. Tal y como aseguró un portavoz del propio bufete para El Confidencial: «Su corta experiencia jurídica, concretada en solo dos años como becario en La Caixa, junto con una pasividad e inactividad no vista nunca en la empresa privada, ha resultado intolerable», motivo por el cual «se le ha requerido reiteradamente para que elevara ratios de presencia, trabajo y rendimiento a unos mínimos que no avergonzaran a sus propios compañeros de despacho».
Estas duras palabras se sumaban a otras plasmadas en un escrito que se envió de forma interna en el propio despacho: «Aunque sabíamos de su completa inexperiencia en nuestro sector, a todos nos ha sorprendido su inactividad, su falta de implicación, interés y su desconocimiento más elemental del funcionamiento de una organización empresarial. Nulo resultado del que muchos veníais a comentar sorprendidos. No estamos habituados en nuestra profesión a discursos vacíos; a llenar los espacios solo con palabras sin soporte real; a unas exigencias de protagonismo tan acusadas; ni a unas formalidades de ensalzamiento personal que son inexistente entre compañeros de profesión y, mucho más, entre compañeros de un mismo despacho».
Tras conocerse la noticia, Albert Rivera y su equipo de abogados se pusieron en contacto con el bufete para resolver los contratos de forma inminente. Pero no solo eso, sino que también se reclamaba el sueldo que le correspondería al exlíder político hasta el 1 de marzo de 2025 así como una estimación del variable que le habría correspondido hasta entonces.
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