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el norte
Jueves, 2 de febrero 2017, 11:23
No es habitual que una monja manifieste en un programa de televisión que María no fue virgen. Sor Lucía lo llegó a decir ante Risto Mejide, pero, según ha expresado ella en una carta enviada a EFE, se ha hecho una lectura «fragmentada, ideológica y perversa que algunos martillos de herejes, sedientos de venganza y animados por el odio han hecho, llenando de calumnias, amenazas serias, incluso a mi vida, en diversos medios».
Lucía Caram, desautorizada por el Obispado de Vic por realizar semejante afirmación, también ha pedido disculpas por «si alguien se ha sentido ofendido» cuando, sentada ante el publicista, en 'Chester in love', llegó a decir: «María estaba enamorada de José y que era una pareja normal, y lo normal es tener sexo».
En la misiva, como recoge la web de 'Vertele!', asegura que ha quedado «clara mi fidelidad y amor a la Iglesia y al Evangelio» y ha invocado su comunión «con la Iglesia y el Pueblo de Dios, invocando la bendición de María, la madre de Jesús, mujer toda de Dios y toda de la humanidad».
La monja dominicana continúa asegurando que en el programa de Risto Mejide manifestó «la vivencia alegre del celibato, como una opción que plenifica y es fecunda, como una opción válida que permite vivir toda para Dios y toda para la humanidad, expropiada para utilidad de las personas, para el Reino querido por Jesús». «En dicho programa, hablé del sexo como una bendición cuando se vive sin egoísmos y desde el respeto al otro, y manifesté mi fidelidad a la opción de vida que escogí, viviendo la virginidad como una opción que se antepuso ante las dificultades, por la fuerza de la vocación y la misión».
Durante el programa, Risto Mejide le preguntó por la virgen María y le «manifesté, como lo creo, que María seguramente estaba enamorada de José, y creo que ella era una mujer plena, como lo demuestra su presencia discreta pero contundente en los Evangelios». «Quise manifestar que no me escandalizaría si hubiera tenido una relación de pareja con José su esposo, y creo que todo esto entra dentro del misterio, del depósito de la fe, y también de una fe que unos viven y aceptan sencillamente y otros sin menos sencillez, con la fe, también buscamos entender».
Lucía Caram admite que estas palabras pudieron escandalizar a muchos, «tal vez porque no hubo espacios para matizaciones, pero creo que quedó clara mi fidelidad y amor a la Iglesia, al Evangelio y al proyecto de Jesús, así como la certeza de que el sexo no es sucio ni algo condenable y que el matrimonio y el sexo son una bendición».
También ha confesado que le duele «el sufrimiento de la gente, y sobre todo de la gente sencilla. Si alguien se sintió ofendido, pido disculpas. Y si alguien no entendió mis palabras, estoy dispuesta a dialogar. Pero que nada hiera el respeto, el amor y la comunión. Me mueve en todo el amor a los más pobres. Estoy dando lo mejor de mi vida al servicio del Evangelio y creo que este es el mensaje y lo que he querido manifestar: somos hombres y mujeres libres para amar y llamados para servir de diversos modos».
En la carta continúa: «Todos somos un misterio, y la fe también tiene los suyos. En todo caso, no quiero ni romper la comunión con nadie y menos con la Iglesia, que es mi casa, pero tampoco quiero salirme del Evangelio, que es mi norma». Y concluye: «Sabe muy mal todo lo que ha suscitado la entrevista en la gente sencilla. Estando cerca de los que sufren, no me gusta hacer sufrir a nadie, incluso por un tema como este. Por eso me he decidido a escribir esta nota: por fidelidad a mi conciencia a Dios y a la Iglesia, que, a pesar de sus fallos, es mi casa».
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